Este segundo capítulo de Insidious afronta con dignidad una grave dualidad: ser la siguiente película de James Wan tras la estupenda The Conjuring (Expediente Warren), en mi opinión una de las mejores películas de terror clásico de la última década, y su condición de secuela de Insidious, una más que digna historia de fantasmas y casas encantadas. Handicaps posiblemente insalvables pero que no deberían enturbiar su carácter honesto con la tradición del género en su vertiente más lúdica y ferial. De hecho, Insidius Chapter 2, más allá de lo divertida que resulta, acomete un curioso equilibrismo: comienza cinco minutos después de la original y no abandona ese tiempo de continuidad inmediata. Resulta curioso porque impulsa a revisar lo previo para ver si las piruetas argumentales ya estaban ahí, agazapadas, o han venido luego. También incluye alguna de las imágenes de género más bonitas vistas en Sitges, y estoy pensando en una habitación llena de víctimas. En definitiva: una secuela digna, honesta y divertida.
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