A las seis de la mañana de hoy, sumergido delante de la tradicional y enorme taza de cafe muy cargado, mojando una tostada (margarina y mermelada de naranja), delante del ordenador y bajando el correo nocturno (vamos, lo de siempre), he dejado a mi mente (aún en la vigilia) seguir en blanco mientras veía
este cuerpo caer, chocar y retorcerse. EL link lo ha enviado a una de las listas que frecuento el señor
Ben Puta, por cierto, y tiene algo que me atrapa (el link, no el señor Ben Puta). Él lo ha calificado de malsano. Yo no sabría decir. Eran las seis de la mañana.
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