He sido defensor de los fantasmas orientales estos últimos años. The Ring o Tale of two Sisters me gustan y mucho y Dark Water me parece una maravilla, pero el gran éxito tailandés del año es más de lo mismo. Previsible y efectista hasta el hartazgo, la sensación de estar viendo lo de siempre es de tal magnitud que aburre. Nada es nuevo. A lo sumo variaciones poco esforzadas: aquí son las fotos con polaroid que desvelan al típico fantasma inquieto surgido de pasado de los protagonistas. Ya lo he dicho: lo de siempre. Qué pena.
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