En un texto que pretende divagar, entre otras cosas, sobre lo mucho o poco que podemos vivir engañados, sobre falsas realidades y paranoias animadas de ayer o hoy (7), no podía faltar la llamada caja tonta: la televisión.
Forma parte de la teoría de la conspiración la idea de la existencia de máquinas para controlar la mente humana. Mucho más frecuente es la idea de que la televisión es una especie de aparato diabólico que, a base de rayos catódicos, reblandece nuestras neuronas y nos hace un poco más maleables. ¿Resultará que la sospechada máquina de control mental es ya el principal electrodoméstico doméstico?
En uno de los primeros episodios de Los Simpson (La odisea de Homer) el padre de la genial familia perdía su empleo y se convertía en un parado que pasaba las 24 horas tumbado en el sofá consumiendo televisión y cerveza, en una espiral de anuncios de la marca Duff y viajes a la nevera. Desconozco si han experimentado ustedes lo mismo que Homer Simpson (8), la extraña apatía que se siente pasando varios días seguidos viendo la televisión; mando en mano, hipnotizado, de María Teresa Campos a Ana Rosa Quintana, de agresivas tertulias del corazón a avances informativos, pasando por “mi esposa es ludópata” o el ensalzamiento épico de Pocholo Martínez-Bordiu. Por si no se han percatado, hemos entrado en los pantanosos territorios de una patata caliente: la telebasura.
Aznar, nuestro presidente de gobierno, se manifestaba hace unos pocos días muy preocupado por la proliferación de contenidos basura. Se trata, obviamente, del más puro cinismo político y de la clásica maniobra de distracción: no sólo por las muchas cadenas (públicas o privadas) que están bajo su órbita mediática y partcipan de la fiesta trash, o por la extensa cobertura dada a la boda de su hija (y que forma parte del mismo paquete que critica), sino porque la auténtica telebasura son las manipulaciones puestas en evidencia demasiado a menudo.
Parafraseando Expediente X se formula la afirmación “La verdad está en la tele”. Expresión demoledora ésta: lo que no se emite no ha pasado. Así hay guerras que aparecen y desaparecen a lo largo de los años, como los personajes secundarios de un tebeo de superhéroes (que a veces entran en el limbo del olvido hasta que algún guionista decide rescatarlos), y hay guerras que no son como las vemos (o que ni tan sólo son). La otra televisión basura, la de explotar las miserias de nuestros famosos (artificiales o no), encumbrar nuevo ídolos cargados de vicios (o de humanidad, que casi es lo mismo), espiar el comportamiento de personas en una realidad simulada (y decidir sobre sus vidas con un simple mnsaje de móvil), es evidente que forma parte del hipnótico atractivo de una televisión que no debe demonizarse en exceso. Al fin y al cabo no deja de ser un reflejo (más o menos fiel o distorsionado) de nuestros hábitos, comportamientos y estructuras sociales. No hacemos lo que nos dice la tele sino que somos lo que nos muestra. ¿O es al revés? ¿O nos recreamos con ello? ¿Nos hipnotizamos de nosotros mismos en un bucle sin fin?
No por casualidad hemos empezado este apartado con una referencia a la familia Simpson. Para hablar de la televisión hemos tomado como referencia el propio medio (algo de lo más habitual, por otro lado). Pero es que el electrodoméstico catódico también genera obras maestras. La sitcom creada por Matt Groening enseña sobre nosotros mismos y nuestra sociedad más que muchos sesudos tratados. Así que sea buena o mala nuestra adicción al sofá y al mando, cualquiera de nuestros hábitos e inventos de la vida moderna pude ser conspiranoicamente cuestionado. En La guerra invisible (9) Anton LaVey (conocido y circense satanista norteamericano) formula nueve medios de control y distracción. Uno de los escogidos son los fines de semana alargados: incrementan el gasto y fomentan la relajación. Y, por supuesto, aumentan el consumo televisivo y, los lunes, las disfunciones emocionales.
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(7) Partiendo de la base que se trata de una temática de moda o frecuente, por mucho que ronde junto a nosotros desde hace unas cuantas décadas y que, de hecho, la pregunta Qué es real sea parte fundamental de la filosofía o la religión.
(8) De hecho, el patriarca de la familia Simpson no escapará de este círculo vicioso hasta iniciar una mesiánica cruzada pública en contra de una señal de tráfico mal situada.
(9) Otro de los textos compilados por Adam Parfrey en Cultura del Apocalipsis.
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Haloscan
ya lo cantaba Aviador Dro... "la televisión es nutritivaaa!" ...nando Homepage 10.30.04 - 4:54 pm #
Sobre la televisión se pueden entender muchas cosas leyendo TV FABRICA DE MENTIRAS de Lolo Rico. Los realizadores tienen recomendaciones de poner mucha luz y color, mucha música, mucho público feliz en el estudio y contenido del programa cero. el brujo don Carlos Homepage 10.30.04 - 8:43 pm #
No he leído ese libro pero lo tenía apuntado en una lista de posibles. Gracias! absence Homepage 10.30.04 - 8:51 pm #
Maldita televisión. Si es que ya no podemos ni ver los dibujos animados en ella, los censuran por todos lados, qué triste. Woed Homepage 11.01.04 - 9:50 am #
Totalmemte de acuerdo con lo que comentas de la serie de los Simpson, y Woed tambien tiene razón los dibujos animados estan mas inanimados que nunca en la TV MIUSICPITUSI 11.21.04 - 1:51 pm #
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