Aproveché las vacaciones para leerme Alias. Seguido, con pocas interrupciones. Alias pertenece al sello MAX de Marvel, el enésimo intento de dotar de tamiz adulto los héroes de la autodenominada Casa de las ideas. De hecho, Alias es (era) el buque insignia de la línea y sus responsables son Brian Michael Bendis y Michael Gaydos. Editada por Planeta en una colección de 14 números que reúne los 28 norteamericanos.
Gaydos es un dibujante muy poco espectacular, que no llama la atención. Pero es ideal dado que aquí la estrella es Bendis. El guionista diseña y Gaydos tan sólo ejecuta. Bendis está de moda. Hace varios años que está de moda. Hay aficionados que empiezan a estar hartos de Bendis. Yo no. Yo disfruto bastante con Bendis. Reconozco que tiene algunas constantes que pueden aburrir a algunos: desinterés por la resolución final de la trama, sus diálogos tan característicos. ¿Característicos? Sí. Ah, característicos.
Pero vayamos a por Alias, con la que he disfrutado, insisto, por varios motivos. Digamos que Bendis se inventa un personaje secundario y le da colección propia. Jessica Jones tiene superpoderes (que no son gran cosa, por cierto), no le gusta disfrazarse y trabaja de investigadora privada. Su inmersión en el Universo Marvel es magistral: no la conocemos de nada pero poco a poco parece como si siempre hubiera estado ahí, en tercer plano, secundaria, como muchos de los personajes con los que interacciona: el segundo Hombre Hormiga, las primera y tercera Spiderwoman, Luke Cage, el Hombre Púrpura, Carol Danvers (a la que ya dediqué una slíneas). Y también con otros que más bien son iconos potentes de Marvel, como Los Vengadores y Daredevil (algunos hechos de la colección de éste también se narran aquí, desde otro punto de vista, lo que no está mal).
Son varias cosas más las que que me han gustado mucho de la historia. Así que ahora hago un poco de spoiler. Avisados quedan. Es un poco idiota decir que un tebeo es adulto porque hay sexo. Eso es lo que se creen los americanos. Aquí hay sexo, por lo que dicen que es adulto. Pero bueno, sin caer en esa tontería, la protagonista alterna de Luke Cage al segundo Hombre Hormiga, que le viene recomendado por Miss Marvel. Toda una subtrama con sorpresa final que se prolonga a lo largo de todos los números. Pero son sobre todo dos detalles argumentales los que quiero destacar. Uno es la pasada relación del Hombre Púrpura y la protagonista. Recordemos que el villano se distingue por someter a sus víctimas a su poder mental. Éstas son conscientes pero no pueden evitar hacer aquello que el Hombre Púrpura desea que hagan. Jessica fue víctima casi adolescente y digamos que la mentalidad del villano es sumamente perversa.
El segundo detalle argumental que me ha dejado boquiabierto es una idea del arco argumenta que rescata a la joven Spiderwoman, la tercera, de la pésima etapa arácnida de John Byrne. La idea es sacar droga del adn superheroico. Mezclarlo con sustancias quimicas. Incrementar efectos. Cebollones radioactivos. El concepto de la superdroga lo ha exportado Bendis a la colección de Daredevil, pero es en Alias donde lo ha mostrado de manera sumamente perturbadora, inquietante. Quién coño espera, al girar la página del tebeo, encontrarse con la imágen que les adjunto al final del post. La pequeña arácnida (una adolescente huérfana) drogada, abducida por camellos que hurgan en su herida. Sí hurgan, le introducen pinzas en su carne, le sacan cachitos, los mezclan con crack y se lo fuman. Wow!. Debo reconocer que me quedé patidifuso y que la escena me acompañó durante varios días. Superhéroes en la vena, ni más ni menos. Y que a Bendis le agrada humillar jovencitas. Quién lo iba a decir.
La carne de la pequeña Mattie
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