Grapadora Alien.
Alien, El Octavo Pasajero es una obra maestra. Sin paliativos. Recuerdo que la vi a los pocos días de su estreno, muy joven yo, y sin tener ni idea de lo que iba a ver, Y joder, qué puto disfrute. Una perfecta conjunción de terror y sci-fi con un guión bien trazado que atrapa al espectador y al poco lo deja abandonado ante la muerte de Dallas (personaje con el que se identifica al llevar el rol del liderazgo hasta ese momento). Visualmente impecable, lujosos diseños (Giger, Moebius) y una realización de Ridley Scott (ahora dudamos si fue casual) que narra perfectamente: en todo momento sabemos en qué parte de la nave están, que ese pasillo que recorren es de ida o de vuelta. Aunque hace mucho que no la recupero las decenas de veces que la he visionado (si, decenas) hacen que la recuerde muy bien.
Tanta maestría envuelve al filme de un halo de originalidad, de punto y a parte en el cine fantástico, que en realidad no es estrictamente tal o, mejor, no sólo Kill Bill juega a los referentes. Por cierto, y un poco al margen, hace ya años que absorto en la oficina me percaté de que el diseño de la cabeza del bicho es una grapadora. Eso lo tengo muy claro e intento demostrarlo con la foto que encabeza este artículo. Por lo que hace al guión, no debemos olvidar que el estupendo Dan O’Bannon es un pajero de tomo y lomo. Alien tiene tres claros precedentes fílmicos, procedentes de la mejor serie B, de los que toma muchas cosas, las agita y las regala al espectador sabiamente conjuntadas. He pasado unos días entregado a la visión de esos filmes pensando en un post extenso que festeje el primer mes de existencia de este blog. It!, The Terror from Beyond Space (1958), Queen of Blood (1966) y Terror en el espacio (1965) son, pues, los papás de Alien y cuentan con mi simpatía. Debo advertir que en los textos hay algún espoiler. No me gusta hacerlos pero la misma esencia de este texto, señalar similitudes o paralelismos, me obliga a ello.
IT!, THE TERROR FROM BEYOND SPACE (imdb link)
Dirigida por Edward L. Cahn, es la más tosca de las tres, también la más vieja. Cahn era un artesano de la serie B más B, casi Z. Cine Pulp de monstruos venidos del espacio (Invasion of the Saucer Men), cárceles de mujeres (Girls in Prison), rebeldía juvenil (Motorcycle Gang), delincuencia (Guns, Girls and Gangsters), féminas monstruosas (The She-Creature) y cualquier cosa que pudiera atraer al público palomitero de la época, sumando más de un centenar de evocadores títulos (Voodoo Woman, sin ir más lejos).
La película que nos ocupa seguramente es la más conocida, precisamente porque su esqueleto argumental sirve de base para el de Alien. Una nave terrestre acude a Marte a recoger al superviviente de una expedición anterior. Una vez en el planeta dejan la puerta de la bodega abierta (!) y se les cuela un monstruo que, ya de regreso, irá liquidando a la tripulación. Por cierto, el responsable del guión, Jerome Bixby, luego fue uno de los habituales en los créditos de las historias del Star Trek clásico.
No sólo el punto de partida argumental (la acción se sitúa en un hipotético 1973) es reciclado por la cinta de Ridley Scott. Dejando de lado el hecho de que el monstruo esté a punto de morir de manera similar, destaca la escena en que un par de los astronautas recorren los estrechos tubos de ventilación y son atacados por el bicho. También hay una primera víctima en la bodega y un cierto compadreo entre la tripulación, que incluso llegan a almorzar reunidos en una mesa. Hay un cierto realismo ambiental, no hay demasiados aparatos raros que hacen ping, el armamento que usan es convencional (llegando a explosionar alegremente granadas dentro de la nave). Aunque todo esto se debe, seguramente, a que el presupuesto era bastante paupérrimo.
Todos esos ramalazos de seriedad, como, por ejemplo, la escena en que salen al exterior del espacio e impera el silencio durante unos minutos, se desintegran con la criatura, el bicho, el marciano. Un homínido con piel de estropajo, un monstruo de caucho que no para de llevarse la mano a la cara posiblemente porque al actor se le desprende la máscara. También hay frases antológicas: “Marte es tan grande como Texas y tendrá sus monstruos, como Texas”; e incluso escenas que pueden haber inspirado otras películas: durante un buen rato el bicho está en el piso de abajo y acosa los tripulantes desde una trampilla que no puede abrir del todo. A mí me recordó Evil Dead.
No está del todo claro que llegara a estrenarse en nuestro país, aunque por internet he encontrado alusiones a hipotéticos títulos españoles como El terror del más allá o La amenaza de otro mundo. La película resulta entretenida y es una serie Z añeja y entrañable. Me consta que ha sido emitida por autonómicas y disponen de una buena edición en dvd en zona 1, subtitulada, dentro de la colección MGM Midnite Movies.
QUEEN OF BLOOD (imdb link)
Hay momentos televisivos que marcan a sus espectadores. En una tarde de sábado de principios de los 70 gente que sería pajera con los años se encontraba delante del televisor cuando emitieron una película titulada Planeta Sangriento. A todos nos dio mucho miedo y, pasados los años, he presenciado como algunas conversaciones llevaban a la pregunta ¿recuerdas una película que hicieron por la tele, que salía una vampira dentro de una nave espacial y que daba mucho miedo? Y tanto que me acuerdo. Y del miedo que pasé también.
La película era una modesta produción de la AIP (como la anterior) dirigida por un tipo interesante de escasa filmografía, Curtis Harrington. Ya desde los psicodélicos títulos de crédito, obra de John Cline, uno se percata que la peli tiene un magnífico look visual. Pero hay trampa. En la producción ejecutiva está el señor Roger Corman, que había comprado los derechos de un filme de sci-fi rusa simplemente para poder utilizar parte del metraje (efectos especiales, decorados, naves) por lo que uno nunca sabe qué es propio y qué no.
En esta ocasión la acción se sitúa en 1990 (a mi esto de las fechas me hace mucha gracia: demuestra la desmesurada esperanza en nuestros descendientes). El prota es un John Saxon que ya de joven tenía la misma cara de muñeco de cera y también sale un jovencísimo Dennis Hopper. Y la película tiene enormes virtudes en toda su parte final. Les explico. Unos alienígenas que vienen a tomar contacto con los terrestres se estrellan en Marte y una nave terrestre parte al rescate. A partir de aquí hay un cierto lastre narrativo porque Harrington quiere contar muy bien lo que pasa: que no hay supervivientes extaterrestres en Marte pero sí quizás en un satélite, Phobos, hacia el que parte una segunda nave. Naves por aquí, naves para allá que consumen buena parte del metraje y ralentizan la historia. Acaban recorriendo el agreste satélite (viento, inclemencia temporal) y rescatando a la única superviviente.
Florence Marly y Dennis Hopper en Queen of Blood
A partir de aquí empieza lo bueno. La vampira, interpretada por una inquietante Florence Marly, es genial. Los tripulantes (pocos) van cayendo en unas escenas sin duda magníficas. El ataque de la vampira (de la que han especulado su posible origen vegetal por su color verdoso clorofílico) a Robert Boon, avanzando por el pasillo de la nave, recuerda Nosferatu y es de una sugerente atmósfera. Según se acerca, el primer plano de su espectral rostro sonriente y ansioso es de los que se recuerdan toda la vida. También el descubrimiento por parte de la chica astronauta de como la vampira chupa a escondidas la sangre del brazo de Saxon vale la pena.
Bueno vale, mola un huevo, pero ¿las referencias a Alien se limitan a un planeta agreste y a tener suelta una vampira por la nave? Hay más, claro. El velado enfrentamiento entre hembras; el hecho de que desde la Tierra el jefe científico (Basil Rathbone nada menos) ordena que el especimen ha de llegar con vida pese al peligro que representa para la tripulación “¿Qué diferencia hay entre nuestra sangre y un bistec?”. Y los huevos. La extraterrestre es una reina ovípara y deja la nave llenita de huevos viscosos y palpitantes. Por cierto, que en el plano final sale Forrest J. Ackerman , el primer gran megapajero del cine fantástico, llevando alegre los huevos en una bandeja. Para acabar de cerrar el círculo, la peli tuvo una especie de remake (sólo en parte) llamada Lifeforce. Y sí, el guionista era el mismo que en El octavo pasajero, el gran O’Bannon. Lástima que Queen of Blood sea uno de esos títulos que lleva lustros pidiendo a gritos su recuperación en deuvedé. Yo, de momento, guardo mi copia televisiva como oro en paño.
TERROR EN EL ESPACIO (imdb link)
Mira tu por donde, uno de los claros referentes de Alien es una coproducción italo-española. Y a cargo del maestro Mario Bava. De las tres es la que tiene una ambientación más futurista. Los trajes de los astronautas, por ejemplo, son de cuero ajustado y solapas levantadas a lo Cantoná. Y visualmente está el esteta director italiano, un genio de la iluminación pop de serie B: las luces de los aparatitos, los paisajes del planeta, las nieblas perennes. Todo en esos tonos tan propios de Bava. Rojos, verdes, violetas, azules, amarillos, esmeraldas. Una iluminación tan ilógica como hermosa.
De nuevo tenemos extrañas señales desde un planeta captadas desde dos naves terrestres. La primera que acude se estrella. La segunda va en su rescate y también se estrella. En el planeta, rocoso, inclemente, los supervivientes de la segunda nave despiertan poseídos, atacándose entre ellos. Una vez pacíficados (por el protagonista, a hostias) descubren los cadáveres de los de la primera nave y luego descubren una segunda nave, muy antigua, también estrellada allí, en cuyo interior reposan los esqueletos gigantescos de sus tripulantes, muertos a los mandos, con rastros de violencia. De nuevo, una escena que inspirará la película de Ridley Scott.
La película de Bava tiene otra gran virtud para el pajero. Lo intangibles seres que habitan el planeta poseen a los visitantes cuando duermen, cuando pierden la consciencia... y cuando están muertos. Así The Planet of the Vampires (este es su título internacional más conocido) es también una película de zombies. Es genial la escena de la resurrección de los astronautas humanos muertos, saliendo de sus tumbas, a cámara lenta, enfundados en bolsas de cadávares.
Terror en el espacio no está exenta de cierta inocencia y de bastantes elementos que pueden inducir en algún momento a la sonrisa del espectador, en el mejor estilo de la serie B sin complejos. ¡Los meteoritos chillan en su viaje por el espacio! El casco de los astronautas son sencillamente cascos de moto pintado de amarillo (y recordemos que van en cuero ajustado). Las pelucas de las actrices, de inusitada verticalidad y volumen, desaparecen bajo cascos mucho más pequeños o incluso imposibles gorras de cuero.La nave alienígena gigante abre sus puertas nada menos que con un diapasón (de tamaño para manos humanas, por cierto). O los habitantes del planeta: son luces, farolillos que se mueven, globos luminosos en bavavisión que hacen fiu fiu. Y la actuación de los actores en algún momento también resulta algo crujiente (he rebobinado un par de veces una mirada de Barry Sullivan al escuchar unas cacofónicas cintas alienígenas: da mucha risa). Aún así es una pequeña maravilla que tiene una buena edición en zona 1 subtitulada.
Y hasta aquí he llegado. Alien tiene grandes virtudes. Algunas de ellas entran en el campo de lo pajero, en el homenaje al cine de ciencia-ficción más pop y sin complejos. Como debe ser.
Comienzo el texto con la idea de leer algo sobre la Reina Alien y antes de acabarlo estoy buscando en otra pestaña alguna página donde vendan grapadoras como la cabeza del Alien.
ResponderEliminarMe permito apuntar una paternidad literaria en la que mucha gente no repara. Una novela de 1897 en la que en un pasaje se narra la odisea de una nave que viaja a Inglaterra desde Rumanía. Un extraño pasajero, miembros de la tripulación que son brutalmente asesinados, y una cita del capitán en el cuaderno de bitácora: “¿Cómo voy a poder dar parte de todos estos horrores cuando llegue a puerto?.
Parece ser que Neil Marshall va a hacer la película. Cruzad los dedos.
Pues muy bien visto, si señor. La dibujante Ana Juan adaptó ese fragmento en un cómic que me gustó bastante. Su título, claro, era "Demeter". Interesante lo que puede sacar Marshall de ahí. The Descent me gusta mucho.
ResponderEliminarSi no recuerdo mal, en el diseño original del alien de Giger la cabeza se parecía más a la forma de un pene. Y no tenía boca retráctil, sino que sería más tarde cuando alguien, el director o algún miembro del equipo artísitico, sugirió añadírsela. También decidieron modificar un poco la cabeza, dejando de parecer tan obvia la referencia fálica. Es posible que en este punto se inspiraran en la grapadora.
ResponderEliminarY éste es mi aporte pajero.
Gran post, me alegro de haberlo descubierto.
PD: lo del viaje del Demeter me ha volado la puta cabeza. Porque además Demeter era la "diosa madre" griega y, claro, uno se pone a pensar en toda la simbología en torno a la feminidad y se da cuenta de que no puede ser casualidad.