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11.10.16
CRÓNICAS DE #SITGES2016 (X): DOG EAT DOG
No sé dónde leí que Paul Schrader se reinventaba en su nueva película, algo que no puedo juzgar porque hace tiempo que le perdí la pista, pero no hay nada novedoso en esa estética y descuidada y sí el desperdicio de una novela del gran Edward Bunker, porque el resultado es un bastante desastroso, la verdad. Aún así, Friedkin merece respeto por su obra pasada y también por su espíritu de supervivencia, pero como francotirador marginal le ha fallado la puntería. Hay como un desafío por la incorrección, pero se nota forzado, y esta historia sobre tres delincuentes en horas bajas y psique machacada daba para más, mucho más, pero se teje con descuido y retales deshilados y ni siquiera el par de aciertos que corren por ahí sirven de asidero. Así que no, nada, una pena. Lo mejor, para mí, es ese retrato de derrumbe del sueño americano, de desecho urbano y abandono que últimamente se percibe en muchas películas. Yo lo llamo estética Detroit, aunque se localice en otras muchas ciudades.
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