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12.10.15
CRÓNICAS DE SITGES 2015 (X): THE DEAD LANDS
El Festival de Sitges se ha distinguido los últimos años por traer dos obras maestras que revolucionaron el cine de hostias del siglo XXI: Ong-Bak y The Raid. Al estar programada en similar sesión que aquellas, esta interesante peli neozelandesa paga el precio de no cumplir expectativas porque en realidad es otra cosa, y puestos a buscar referentes, estos son más bien Apocalypto o En busca del fuego aunque luego el resultado no sea el mismo. La película recrea la vida de los aborígenes maoríes (probablemente sea la primera película íntegramente hablada en su lengua) antes de la colonización occidental. La historia es bastante clásica, el viaje de un joven guerrero buscando vengar a su tribu, exterminada por rivales vecinos. Uno y otros se internan en un bosque donde se dice habita el espíritu de un salvaje guerrero. La película intenta recrear la cultura maorí, ya sean creencias religiosas —a ratos hay una buena atmósfera sobrenatural—, costumbres salvajes —canibalismo— y su forma de lucha tradicional, porque hostias las hay, pero no son nada del otro mundo si no tenemos en cuenta todo el repertorio de caras y rituales de amenaza que los deportistas neozelandeses han hecho famosos. La peli no está mal, aunque es algo lenta y un final un tanto blando.
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