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31.12.14

TEZUKA Y LOS MUTANTES DEL PLANETA DE LOS SIMIOS

Ando estos días leyendo y disfrutando de Alabaster, uno de esos mangas de Osamu Tezuka con que nos van alegrando las editoriales, en este caso Astiberri. Pretendo escribir más sobre esta lectura, y algún Tezuka más, los próximos días. Alabaster es una variación sobre el Hombre Invisible con forma de divertidísima aventura pulp con un villano de folletín que también remite a Fantomas y demás genios del crimen. Como es habitual en Tezuka, no contempla el bien y el mal como dos absolutos puros sino que los llena de ambigüedad añadiendo ternura a la maldad o un carácter despiadado en quien se supone del lado del bien, y de fondo un plan maestro que quiere demostrar que la belleza no existe, que todo lo que es bello por fuera oculta fealdad interior.

Pero no venía yo a extenderme en ese aspecto sino anotar un detalle más anecdótico, y es que al llegar a la viñeta en que se muestra el verdadero rostro de Alabaster, cuya invisibilidad sólo afecta a la piel dejando ver músculos y venas, relacione de inmediato esa imagen con los mutantes que habitan el subsuelo de la Zona Prohibida del Planeta de los simios. 




Mis lectores veteranos saben que siento fascinación por Regreso al Planeta de los simios, la primera secuela, y quizá eso me lleve a establecer un lazo improbable, y es cierto. De todas formas, tampoco es tan descabellado que Tezuka se inspirara en esos mutantes para dibujar el rostro de Alabaster: por un lado, tenemos que El Plantea de los simios fue todo un éxito en Japón, que su secuela se estrenó, según IMDB, en agosto de 1970 y que Tezuka empezó a publicar Alabaster en diciembre de ese mismo año.

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