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16.11.14

EL CABRÓN DE LA CAMPIÑA



Hace bien Alpha Decay en su edición de Ritual de David Pinner de matizar que se trata de la novela que inspiró The Wicker Man (El hombre de mimbre; Anthony Schaffer, 1973). Y no lo digo por la llamada comercial a una película con admiradores entregados entre los que me cuento, sino porque no es lo mismo inspiración que adaptación. Hace bien en decirlo y aún mejor Bob Stanley en la nota que sirve de preámbulo cuando señala que “quien busque en Ritual el precedente de The Wicker Man sufrirá una decepción”. No sólo no son lo mismo, sino que una, la película, es una maravilla singular mientras que la otra, esta novela, bueno… pues… es complicado de explicar.

Es complicado porque sería muy fácil zanjar el tema diciendo que Ritual es una mala novela, literatura popular y del montón, consumo barato. Sería fácil porque así es, o no, porque durante la lectura, que no ha sido arrebatada, el chirriar de dientes se ha ido alternando con el asombro boquiabierto, la crispación con el no dar crédito, y eso, al fin y al cabo, es toda una experiencia. Es evidente que The Wicker Man parte de Ritual, aunque no sea lo mismo. El policía —aquí un protestante puritano y no un católico— que llega a la campiña inglesa para investigar un crimen ritual, el pueblecito de buenos ciudadanos que esconde prácticas paganas, el terrateniente poderoso y sobreactuado y, especialmente, la joven que exuda sexo. De hecho, el cortejo erótico separado por los tabiques del hostal que en la película protagoniza Britt Ekland también está en el libro.



Todo eso está pero no es lo mismo como digo. Ritual se estructura como un absurdo whodunit detectivesco y la prosa es de un florido tan grandilocuente que roza el ridículo, pero ese ridículo tan digno del que sólo son capaces los ingleses. Y aún así, aunque parezca mentira, de manera desordenada, cuando menos te lo esperas, prende un ardiente desmelene, una locura delirante, tan inaudita, que me incapacita el sentido y cualquier juicio objetivo, y eso es muy de agradecer.


2 comentarios:

  1. C. Rancio1:02 p. m.

    ¿Elke Sommer? ¿no era Britt Ekland la de los frotamientos?

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  2. Ausente661:24 p. m.

    Arreglado, Gracias. Estoy muy mayor para fiarme de mi memoria. :-))

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