No sé porqué me pensaba que entraba a ver una especie de explotación
made in Hong Kong de
I saw the devil. La cosa empieza bien con un asalto a un banco con sorprendentes escenas gore, pero luego, buf, me ha despeñado en un abismo de sopor provocando que por primera vez sintiera el cansancio de 4 días de cine. La historia de un policía con crisis de esquizofrenia y una banda de ladrones peleados por unos diamantes se mueve entre lo predecible, lo alargado y lo que no viene a cuento y ni siquiera el accidente de coche final, muy bonito sí, la salva. Buff.
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