El dibujante Martí Riera, uno de los puntales de El Víbora y autor de obras tan reconocidas como Taxista o la recientemente publicada antología Atajos, murió el 21 de marzo de 1982 suicidándose por ahorcamiento en un hospital donde se encontraba ingresado, aunque posteriormente la tesis del suicidio fue puesta en duda.
Un momento. Algo no cuadra. Si Martí murió en marzo de 1982... ¿cómo es que en años posteriores, muy posteriroes, se siguieron publicando historietas de Martí? Es un misterio. De hecho... ¿cómo es que Martí, o alguien que dice serlo, ha sido visto estos días firmando ejemplares en el Saló del cómic o en Sant Jordi?
Quizá la respuesta la tuviera Josep Maria Berenguer, el editor de El Víbora y La Cúpula, pero falleció recientemente. En el número 29 (abril de 1982) de El Víbora el editor firmó un texto extraño en el que comunicaba la muerte del dibujante y relataba los extraños sucesos que la envolvían (amenazas de muerte anónimas incluidas). Martí venía de publicar dos de sus historietas más célebres. Por un lado, en El Víbora Especial Amor incluía su peculiar versión de Romeo y Julieta. Por otro, justo en el número anterior se había publicado la primera y autoconclusiva historieta de Taxista, que luego se convertiría en el inicio de una de sus más célebres creaciones. ¿He dicho inicio? ¡Pero si estaba muerto!
En realidad se trataba de una broma del dibujante, aceptada por el editor. Lo que hoy llamaríamos un fake (que no fue viral porque no existían las redes sociales).
Viendo hoy las páginas, que funcionan como un relato de crimen y muestran la mano de Martí en la maqueta, es posible sospechar del engaño, pero entonces, en 1982, me lo creí. Era un lector inocente de 16 años que compraba la revista desde el primer número (curiosamente, 29 números de El Víbora no me habían hecho perder la inocencia, o parte de ella).Me lo creí, claro, y me llenó de inquietud. ¡Uno de mis dibujantes preferidos de El Víbora muere ahorcado, por suicidio o asesinato!. Una noticia impactante. Más impactante aún fue cuando un mes más tarde visité el Salón del Cómic, entonces en su segunda edición, y en el estand de La Cúpula pude ver a un resucitado Martí la mar de sano y sonriente, qué cabrón.
Visto hoy, el Requiem por Martí, se puede encuadrar como parte de su obra y su universo, tanto por tomar esas noticias de sucesos (enlazo las noticias reales que adulteraró y transgiversó, publicadas en El País aquí y aquí) que le inspiraban algunas de sus historietas más crudas, como por formar un mundo tan especial y tan generoso en humor negro que era capaz de jugar con su propia muerte.
Dado que no se han publicado nunca en ningún otro lugar, dejo aquí las cuatro páginas del Requiem por Martí que aparecieron en aquel inquietante y viejo Víbora.
En anteriores entregas de El Gabinete del Doctor Martí:
Atajos
Antológica
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