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1.12.12

MEMORIAS DE UN FUTURO pOp


Uno de los rescates editoriales recientes más afortunados y que más han excitado el lóbulo cerebral que regula mi placer, tan lúdico y estético él, ha sido Recordando Futuro, antología seleccionada de los materiales que se publicaron en los 20 números de Futuro, la revista de las rutas del espacio, una encantadora publicación española de 1957 dedicada a esa ciencia-ficción, popular y de baratillo, que embriagada por la fe en el progreso tecnológico soñó con un futuro emocionante y maravilloso (y no lo que tenemos ahora). Retrofuturismo de verdad, genuino, porque en su momento no se supo retro sino todo lo contrario, aspirando con inocencia a anticipar lo que estaba por venir (y que no llegó nunca). El prefijo retro se lo ponemos hoy nosotros, los verdaderos hombres del futuro, y nuestra visión embelesada ante sus imágenes oculta, en realidad, tristeza por las maravillas que no han sido.


Recordando Futuro lo edita EDT y se aprecia un enorme cariño, y el trabajo de selección de materiales corresponde a Leonor Fernández y Luis Vigil. Éste último es para mí un mito de nuestra cultura pop que merece subrayado y negrita. Me crié en una casa donde Nueva Dimensión y las primeras ediciones españolas del material Warren (Vampus, Rufus, Dossier Negro) estaban en el revistero, al alcance de mi mano, y allí la firma de Vigil era recurrente. Luego, con el tiempo, detecté que su presencia en las revistas de humor de la Transición (Mata Ratos, Por Favor), en publicaciones que hoy son símbolo de nuestra contracultura (Star) o en álbumes entonces pioneros al proponer un recorrido gráfico por el fetichismo sadomasoquista. Así que es justo reconocer que Luis Vigil es un poco el padre espiritual, aunque no lo sepamos, de quienes vivimos atraídos por la subcultura pop. Dicho esto, que es de justicia, hay que decir que su trabajo de selección opta por una solución difícil que merece ser comentadas.


Como volumen antológico, Recordando Futuro pretende mostrar la revista de Ediciones Clíper tal y como era, empezando por sus fantásticas portadas, todas ellas piezas destacables de fantaciencia y arte de serie B, y acabando por las historietas cómicas de Raf (Barrilete y Larguiracio, Pioneros del Espacio) o las viñetas de Humor Sideral a cargo del elegante Roberto Segura o el hábil Tunet Vila, sin olvidar una generosa muestra de artículos ilustrados de fantasiosa divulgación científica, con inventos por llegar como la zapatilla volante, los brazos movidos por telepatía, la pistola atomizadora o el inevitable tren monorraíl, con algunas páginas firmadas por ilustres francobelgas de probada maestría en el género como Albert Weinberg (creador de Dan Cooper) o Roger Leloup (Yoko Tsuno).


Todos esos materiales ya hacen del álbum un disfrute más que recomendable, aunque sólo conformen así a ojo la mitad de las páginas. La otra parte corresponde a historietas de ciencia-ficción y es dónde hay que comentar la difícil decisión tomada por los dos responsable de seleccionar el material. La impresión inicial me causó un relativo enojo, y es que al comenzar a leer descubres que los seriales de continuará no están completos sino que son sólo páginas sueltas de ignotos seriales de space opera como Jim Stalwart e de Bruce Cornwell o Don Conquest de Harry Winslade. Mi chip de coleccionista compilador salta y se lamenta, aunque luego te das cuenta que debe ser así, que esos fragmentos sin principio ni final probablemente las hace mejores de lo que sol. Y luego, mientras sigues pasando páginas descubres que ese sacrificio tiene premio.


Una de las cosas que más me ha sorprendió de la revista Futuro ha sido la serie de historietas autoconclusivas de tres páginas titulada Fantasías y firmadas por Ripoll G., de las que se incluyen creo que la gran mayoría. Se trata de relatos breves que acuden a los temas clásicos del género en su concepción pulp, final sorpresa incluido. Paradojas temporales con dictadores siderales, floricultura alienígena, marcianos con aspecto de conejo, invasores que aterrizan en el peor lugar posible, universos diminutos, portales dimensionales o viajes a futuros apocalípticos. Giros y argumentos que todos los aficionados hemos leído alguna vez pero que sorprende ver en el cómic español de 1957 porque no hay demasiada distancia con lo que se publicaba en los comic-books norteamericanos de aquella época salvando cierta tosquedad gráfica. Todo un descubrimiento. En un texto final de Luís Vigil se atribuyen los guiones, no acreditados, a un tal Ricardo Acedo. No es el único artículo, ya que el volumen se abre con un completo texto de Domingo Santos (otro sabio ilustre) sobre la fantaciencia pop en la España de los 50.


En definitiva, Recordando Futuro es una muy grata sorpresa y una pequeña maravilla muy disfrutable si se es aficionado al futurismo viejuno, la anticipación fantasiosa o a las aportaciones patrias a la subcultura pop de la era atómica. Por cierto, el blog de Joan Navarro almacena un generoso recorrido gráfico que despeja cualquier duda al respecto.


1 comentario:

  1. Anónimo7:50 p. m.

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