La historieta relata la historia de dos hermanas, Agatha y Joy.
Agatha vive amargada por su rostro marcado por el acné y los granos.
Su hermana Joy, en cambio, es una belleza rubia que levanta pasiones.
Agatha, celosa de la belleza de su hermana, decide liquidar el asunto echando mano del acido.
Una noche, cuando su hermana regresa a casa tras despedirse de su novio, Agatha arroja, sin ser vista, un pote de acido sobre el rostro de Joy. El acido, por cierto, era una de las temáticas recurrentes en el tebeo de horror de los 50.
Los efectos del ácido corrosivo deforman el rosto de Joy, que a partir de aquel día sólo vivirá movida por la vengaza y el rencor contra su desconocido agresor.
Enajenada por su belleza perdida, decide acudir al satanismo y la magia negra para desenmascarar al culpable.
Mientras tanto, Agatha no padece remordimientos por su acción pero sí empieza a ver con temor la peligrosa locura en la que se ha sumido su hermana Joy
Hasta que un día, convertida ya en bruja, Joy descubre la verdad mediante una pócima pestilente
Sabiendo que la culpable de su deformidad facial es su hermana Agatha, Joy le lanza un sorprendente hechizo: la maldición de la belleza.
Al día siguiente Agatha despierta y se descubre hermosa ante el espejo.
Pero la belleza de su rostro tiene trampa, ya que su cabeza es desproporcionada.
Esa es la maldición de la belleza: una cara bella pero cabezuda en un cuerpo enano.
Más allá del delirio argumental, sin rastro de moral y con las protagonistas movidas exclusivamente por celos y venganza, son estas dos viñetas finales las que se ganan definitivamente todas mis simpatías. El dibujante de la Iger Shop encargado de la historia resolvió el final con un recurso gráfico tan sencillo como una forzada e irreal desproporción entre cara y cuerpo; además, probablemente lo hizo recortando y pegando ese rostro sobre un dibujo de proporciones menores; al menos esa es la sensación que me da. El efecto es hipnótico y surreal, y visto hoy, de una tremenda modernidad. Miro fascinado ambas viñetas y pienso, no sé, en el Daniel Clowes de la primera época, en nuestro genial Paco Alcázar o muy especialmente en Carlos de Diego. En definitiva: un locurón de derribo que es justo reivindicar. Les dejo la historieta entera para su disfrute.
Un placer volver a ler una entrada mas o menos extensa en este blog.Y si la penultima viñeta es clavada a los dibujos de carlos de diego.
ResponderEliminarLos muñecos cabezones (bobbleheads) son toda una tradicion en los USA. Nunca he conocido su origen exacto, aunque en la wiki parece relacionarlos con los perritos que movian la cabeza en la bandeja trasera de los coches.
ResponderEliminarhttp://en.wikipedia.org/wiki/Bobblehead
Encontre la lista de los expertos que aparecen en 1000 Maneras de morir. Ya no me hace tanta gracia porque yo crei que eran figurantes.Que gran desilusion.
ResponderEliminarhttp://www.youtube.com/watch?v=Mva0BKIK5cQ
Este señor con gran parecido a Wang-Yu y a Buenafuente, parece ser el Dr. Steven Kim. Bioquimico.
http://faculty.chemistry.ucla.edu/institution/personnel?personnel_id=293335
Investigare sobre el resto de expertos invitados.