Pocas sorpresas aporta esta cuidada adaptación de
Jane Eyre, la célebre novela de
Charlotte Brontë, un melodrama victoriano rodado con esa puesta en escena tan propia del cine británico. Como adaptación es muy buena y comopelícula, es lo que es, nada que objetar, o sí. No supera a la adapatción más clásica, la de 1944 con
Joan Fontaine y
Orson Welles, en parte porque aquella utilizaba el secreto que oculta la mansión como un elemento de terror y suspense de raíces tremendamente góticas, aquí en cambio se desprecia bastante porque lo que interesa es el drama romántico por encima de todo, gozosamente desmelenado. Una pena. Me gustó mucho la iluminación de las escenas con velas y candelabros, por cierto
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