Remake de un clásico coreano de 1960, la película es un buen melodrama, narrado con incontestable elegancia, sobre una joven criada, sus relaciones con el señor de la casa y la telaraña que se crea a su alrededor. También es una película con clara lectura social, ya saben, la clase alta es depredadora con la baja. Una película más que correcta pero que me plantea una enorme pregunta: ¿Qué pinta en la sección oficial fantástica? Soy consciente, y no me molesta, el generoso criterio de Sitges para con el género. Históricamente ha premiado películas realistas (Henry, Ciudadano X) por su vínculo con el terror de psicópatas (aunque un caso extremo fue 71 Fragmentos de la realidad) y elementos como la atmósfera o entrar en los terrenos de la imaginación son aceptados. Pero es que esto es un melodrama puro y duro.
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