Tanto cine a lo largo del día comienza a pasar factura. Me acerqué a ver la coreana
Chaw en sesión golfa a la una de la madrugada, sacrificando de paso
Moon (a las 8:30 del sía siguiente para prensa), y pese a que lo que estaba viendo era muy de mi agrado, Morfeo me agarró desprevenido y caí en redondo. Ni las risas del respetable, numerosas, me sacaban de mi espachurre mental.
Chaw es una especie de exploit rural y pobretón de
The Host en el que los habitantes de un pueblo de las montañas se enfrentan a un jabalí gigante aficionado a devorar humanos. Con esa historia se nos sirve una película muy coreana, llena de humor (en ocasiones muy negro) y muy coral. Pintaba bien pero caí en acto de servicio.
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