Desde este modesto rincón de internet ustedes y yo hemos abordado el tema del 11-S desde diferentes perspectivas. Una, bella como pocas, es aquella que muestra como acontecimetos venideros proyectan su sombra por anticipado. Si Caligari anunciaba el advenimiento de Hitler, nosotros hemos visto como la publicidad de las líneas aéreas pakistaníes o el portadismo pulp ya avisaban de La Caída de las Torres. También nos hemos aproximado, de manera más formal, al impacto del 11-S en los tebeos, con una larga entrada que titulé Líneas cinéticas de destrucción masiva. El año pasado quise continuarlo con otro texto más post 11-S, un poco siguiendo el guión del programa de radio que realicé junto a don Alvy Singer, incluyendo cosas como la Civil War marvelita o DMZ (serie que empezó no gustándome y que luego ha acabado gustándome mucho). Al final no pudo ser.
El destino, tan sincrónico él, ha querido que esta semana leyera un par de tebeos donde el 11-S está presente. Y en concreto desde la perspectiva del acto terrorista en sí, es decir, aviones y edificios emblemáticos, y ya con el tiempo transcurrido ejerciendo todo su peso. El 11-S, al fin y al cabo, tuvo un impacto importante en el mundo del tebeo de superhéroes. Durante décadas los supervillanos se habían dedicado a destrozar ciudades (y símbolos urbanos) un día sí y otro también. Y en un primer momento se imposo la lógica de la autocensura (tan habitual en la industria del entretenimiento yanqui); se decidió que lo de derribar rascacielos, y más con aviones, mejor no tocarlo. Craso error: forma parte del juego Pop, y si no recuerden a King Kong subiendo al Empire en 1933 y a las Torres Gemelas en 1976. El hecho de que los aviones estrellándose contra simbólos urbanos reaparezcan en los tebeos no sólo es una muestra de la superación (digestión) de un trama colectivo multiplicado por los media, sino también algo lógico, ya que la Cultura pOp de derribo se nutre de eso (como lo hace de la bomba atómica, de los jipis asesinos o de los nazis megamalos).
En Captain America vol.5 #19 (agosto de 2006) vemos como Calavera y la hija de Craneo Rojo secuestran una avioneta.
El plan, como ven, es estrellar el aparato cargado de explosivos contra el edificio Kronan para derribarlo. Fracasarán en el intento, pero por los pelos.
Es cierto que el rascacielos K es ficticio. Y que el atentado sucede en Londres (donde los terroristas reales optaron más por el transporte público subterráneo). Por otro lado, es de destacar que una avioneta no es un avión de pasajeros del mismo modo que una jamona en cuero apretado y un tipo con máscara de calavera disfrutan de una imagen muchísimo más cool que la de Mohammed Atta. Cierto es, pero no deja de ser interesante como Ed Brubaker (guionista del tebeo en cuestión) se salta los tabúes y prejuicios y acude directamente al símbolo (porque el 11-S está ahí); y justificadamente, porque su excelente Capitán América puede presumir de una contemporaniedad total.
La otra imagen del 11-S con la que me topaba hace poco ya la anuncié por aquí: sucedía en el The Boys de Ennis y Robertson. Y aquí, amigos, la cosa adquiere el rango de palabras mayores porque Ennis es un bruto y un gamberro (de hecho, a causa de su contenido salvaje The Boys dejó de ser publicada por Wildstorm, que es parte del emporio Warner, y encontró cobijo en la independencia de Dynamite). La idea de partida es colocar el atentado que dio inició real al siglo XXI en el marco de un mundo donde los superhombres existen realmente. Lo que pasa es que Ennis es paródico con el subgénero y lo despoja de virtudes. Hacia el final del número 20 un personaje nos pone en el nuevo contexto histórico:
"Los terroristas no estrellaron una mierda. Su plan era hacerlo contra las torres del World Trade Center Durante el verano la CIA ha estado advirtiendo al presidente, y las fuerzas de seguridad se mantienen alerta; así que cuando los aviones son secuestrados, ordena que sean derribados por las fuerzas aereas. Así se hace excepto en un caso."La presencia de los superhéroes es causa de desgracia, ya que para Ennis no son un dechado de virtudes, sino más bien unos estúpidos engreidos. El mismo personaje lo explica muy bien:
"No están entrenados para esto, no tienen práctica. No entienden una mierda de secuestros, ni de rehenes, ni de cómo vuela por los aires un maldito avión. Ni siquiera tienen un plan. Sólo piensan Somos los supers, podemos hacerlo".Es necesario anotar que en la serie los superhombres han sido creados (con drogas) por una multinacional de la industria militar que busca venderlos al gobierno como novísima arma de destrucción.
La operación acaba siendo un desastre. Los pasajeros son masacrados por sus teóricos rescatadores y el avión se estrella contra el Puente de Brooklyn, con similares resultados a los del suceso real (simbolo urbano derruido y un millar de muertos); como bien expresa en otro diálogo del tebeo: "ese plano que les encata mostrar pero que ningún neoyorquino quiere volver a ver jamás". El gobierno silencia lo sucedido con ese avión, el desastre oficialmemnte formaba parte del plan de los terroristas... y se invade Paquistán.
Hay que decir que la visión de Ennis es atípica por demoledora, y también inteligente:
- las ordenes presidenciales son acertadas hasta que el lobby militar presiona para testear la nueva arma;
- deja abierta la puerta del conspiracionismo con el secreto de lo que sucedió realmente en uno de los aviones.
Pero, sobre todo, resulta sorprendente al convertir el 11-S en materia para el humor negro, gore y salvaje. La visión del los rehenes, que no olvidemos tienen el rango de héroes en la realidad, cuyo símbolo en el tebeo es ese niño que ve con ilusión como el superhombre patriota viene al rescate, roza la burla, y todo lo que sucede en el interior del avión es la risión asoluta. Algo inaudito.
Bola Extra: Godzilla se enfrenta a Megalon en lo alto de las Torres Gemelas. Un detalle: el cartel es el americano y muestra algo que no se ve en la película (de mítico título hispano: Gorgo y Superman se citan en Tokio). Explicación: el distribuidor buscaba aprovecharse del éxito del remake de King Kong de 1976)
Bola Extra 2: Platillos volantes sobre el Empire (vistos en Predicador Malvado)
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