"El hombre será para la máquina lo que el perro y el gato son actualmente para el hombre. Urge declarar la guerra a muerte a todas las máquinas y regresar a la condición primitiva de la especie."(Samuel Buttler, 1863)
La lectura de El rival de Prometeo: Vidas de Autómatas ilustres ha resultado acto gozoso y revelador. Primorosamente editado por Impedimenta, el libro recorre no tanto la historia del autómata sino la del encanto que produce en el ser humano la existencia de entes mecanicos que imitan la vida y, quizás, aspiran a suplantarla. Lo hace a través de una selección de textos y fragmentos a cargo de Sonia Bueno y Marta Peirano. La compilación es fantástica y afortunada, tanto que muchos de los textos parecen destinados a ser recogidos en antología de por vida, con gran coherencia.
La historia de los autómatas de Jacques de Vaucanson, con su Pato con Aparato Digestivo y sus músicos mecánicos, que causaban asombro por las cortes del siglo XVII es fascinante, pero aún más la de El Turco, autómata con trampa que jugaba al ajedrez y ganaba casi siempre (entre los derrotados, el mismísimo Napoleón). No extraña que inspirara a Ambrose Bierce, o que Poe le dedicara un exhaustuivo estudio racional en el que intentaba (con bastante éxito) desvelar el truco. Este encadenamiento de textos destinados a ir unidos de por vida continúa con El hombre de arena, relato de E.T.A. Hoffman que a su vez utiliza Freud para hablar de Lo Siniestro, uno de los textos claves de la antología. A partir de ahí, uno puede gozar y entender la misogínia que desprenden La Eva Futura y Metrópolis: si el doble mecánico del hombre inquieta, aún más si es mujer. El libro se completa, entre otros, con un fragmento de los célebres robots de Carel Kapek, el test de Turing o La Singularidad, especulación razonada a cargo del matemático Vernon Vinge sobre el cercano fin de la era humana que supondrá el desarrollo de verdaderas inteligencias artificiales. Mi favorito, pero, es el Darwin entre las máquinas de Samuel Butler, texto anti robots de 1863 donde expresa que la condena del progreso artifical convertirá al ser humano en mero aparato reproductor de las máquinas.
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