Leo en
The Ten-Cent Plague de
David Hadju (lectura más que recomendada, regresaré a él por aquí en cuante lo finiquite) que el mediático y amarillista
La seducción del inocente (que también estoy leyendo, en paralelo) de
Fredric Wertham no fue el primer libro en cargar contra los comic books. Algunos años antes, en 1949,
Gershon Legman también fue a por ellos con Love and Death. No era el primer libro de su autor, que unos años antes ya había publicado una intensa soflama a favor del cunnilingus:
Oragenitalism: An Encyclopaedic Outline of Oral Technique in Genital Excitation. Hadju cita todo esto de pasada, como quien no quiere la cosa, pero que alguien que se dedica a defender y propagar el sexo oral cargue luego contra la industria del tebeo me resulta poderosamente excéntrico, y me imagino al tipo como si se tratara de una mezcla entre
William Mourton (el padre de Wonder Woman,
recuerden) y
Fredric Wertham, así que me he puesto a tirar del del hilo a ver qué salía. Esta tarde tenía una entrada ya redectada, pero lo he borrado todo porque he sido incapaz de dejar de escarbar y Legman ha resultado un tipo fascinante: inventor del primer dildo vibrador, homófobo que situaba en el Tercer reich el origen de la liberación gay, pionero de la papiroflexia en Occidente, recopilador de chistes guarros y creador del lema "Haz el amor, no la guerra". Un shock demasiado grande que me ha obligado a abortar el post previsto y dejarlo para un futuro en el que tenga más tiempo.
Les dejo, eso sí, algunos apuntes sobre los tebeos que hacía este hombre y que localizo en
Puddles of blood, breve
artículo publicado en Time en 1948 sobre la violencia de los tebeos como causa de la delincuencia juvenil, que menta un congreso de psiquiatría dedicado al tema que contó con ponencias tanto de Wertham como de Legman, quien aportó los siguientes datos:
“Every year 500,000,000 comic books are printed; the average city child reads ten to a dozen a month. If there is only one scene of violence a page, this gives him a diet of 300 scenes of beating, shooting, strangling, torture and blood per month. Every city child who was six years old in 1938 has by now, Legman figured, absorbed an absolute minimum of 18,000 pictorial beatings, shootings, stranglings, blood puddles and torturings-to-death from comic books alone.”
Por si acaso alguno de ustedes no anda ducho en inglés, les hago las cuentas de Legman: un niño lee doce tebeos al mes, si cada página incluye una escena violenta, al cabo de cinco años ese niño habrá absorbido 18000 imágenes violentas. Una exageración como una casa ya que parte del erróneo supuesto de que todos los tebeos eran violentos. Aún así, lo que me parecía una muestra de proto corrección política por parte de un marxita amigo del sexo oral tiene más chicha de lo que aparenta, pero debo dejarlo aquí porque no puedo extenderme al respecto. A ver si encuentro un hueco pronto.
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