No es la primera vez que declaro por aquí mi desbordada pasión por los pitufos de Peyo, al menos en la etapa clásica de estos personajes (luego la cosa degeneró por su explotación comercial). De entre todos los álbumes clásicos, mi preferido es Los Pitufos Negros, que además de genial siempre ha dado para mucho comentario ingenioso: desde la incorrección del color de los pitufos malos hasta su posible consideración de parábola del Sida (una enfermedad que se transmite mordiendo la colita). Pero fue el otro día, leyéndole la historia a absencito, que tuve una epifanía y lo vi claro: Los Pitufos Negros sigue al pié de la letra las claves básicas de una buena historia de invasión zombi. Hágan ustedes la prueba y denle una relectura en clave zombi, descubrirán que funciona a la perfección como pieza del subgénero. Y encima corren, adaptándose a las constantes modernas.
Por cierto, y ya que he citado el tema de la incorrección política del color de los pitufos infectados, descubro patidifuso que la adaptación televisiva convirtió a los pitufos negros en pitufos púrpura. Y la historia funciona peor, claro, porque es un atentado a lo simbólico del color negro. Eso sí, Gargamel continúa practicando magia negra.
Bola Extra: niños disfrazados de panda desfilando en la fiesta filipina de la Candelaria. (foto enlazada por Miguel Soler a la lista brutta).
ACTUALIZACIÓN. Sorprendentemente, esta entrada ha sido meneada y leyendo los comentarios descubro que como era lógico no soy el primero ni el segundo que se percata de la relación entre muertos vivientes y pitufos negros. La visita al fallecido blog de Stephen J. Cannell Jr me ha servido para descubrir una impagable descontextualización pitufa sumamente incorrecta que me había pasado por alto. Con ella les dejo.
<span>Yo era un mico y bien que vi la relación allá por el 80 y pico. Además, después de negros fueron morados, dicen que por tema de racismo. Yo me decanto por que quedaba menos vistoso en la versión animada. Qué grandes los pitufos!!
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