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12.2.09
EL ORO DE MANCHURIA
The Good, The Bad, The Weird (Kim Ji-woon, 2008) es un filme sorprendente no porque sea un western coreano, sino porque hace evidente que hubo, y no hay, un tipo de cine de acción divertido y técnicamente excelso, manierismo old-school al servicio del delirio sin complejos. Aunquelo del delirio no viene de ser un western coreano. El western es patrimonio de la humanidad y ha hecho más por la globalización multicultural que cualquier avance tecnológico o flujo migratorio conocido. El western ha sido italiano, español, alemán, tailandés, chino, turco, samurai y futurista (y, en ocasiones, todo eso a la vez).
Tampoco viene, lo del delirio, porque El Bueno, el Malo, el Raro sea un homenaje a Leone que, al mismo tiempo, mira a Mad Max 2, a Indiana Jones y hasta a las maletas de Óscar sin perder, a base de collejas, su identidad coreana. No, lo del delirio viene por la cara que se me puso al disfrutar de una película tan excesiva como esta; por esas persecuciones multitudinarias por los desiertos y ciudades de Manchuria, en sidecar, a vapor o en los tejados; por ese deseo de construir un gran espectáculo como los de antes, con mimbres propios de una serie b de las de antes y, aún así, resultar de una (pos)modernidad tan aplastante.
También debo reconocer que no es perfecta (aunque en esta vida sólo la imperfección puede tener esa fea virtud), le sobra duración y su final no lleva a ningún sitio. Pero eso son minucias al lado del buen rato que se pasa y que hay que reivindicar.
Un par de apuntes. Por un lado, Kim Ji-Woon, de quien vi hace una década The Quiet Family, una comedia negra a la coreana de la que no guardo ningún recuerdo salvo cierta incomprensión cultural por mi parte y de quien disfruté Two sisters (de mis preferidas en cuestión de fantasmas orientales, y con al menos una escena que me provocó el escalofrío, cosa harto difícil) o esa maravilla estilizada y cool de violencia in crescendo que es A Bittersweet Life. Y es curioso pensar que el pistolero protagonista de esta última, Lee Byung-hun, ejercía allí (desde un punto de vista estético) de Delon en El silencio de un hombre del mismo modo que aquí hace de Delon en Sol Rojo, otro western mestizo y multicultural.
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