En la viñeta de arriba, y tras recibir un moralizante sermón a cargo del Capitán América sobre lo malas que son las drogas, un joven contructor de robots gigantes que trabajaba con Los Vengadores y que va directo a un centro de rehabilitación suelta la madre del cordero:
"¿Y qué hay del suero del supersoldado?
¿Tus poderes no se deben a una droga?".
ACTUALIZACIÓN: como bien me recuerda Josep Calduch en los comentarios, la historia del Capi paranoico de los 50s fue cosa de Steve Englehart. Gruenwald lo que hizo fue recuperarlo de nuevo. Mi confusión viene porque ambas etapas eran claves para mi larguísimo ensayo sobre el super héroe negro, y por desgracia algunos detalles de ambas se mezclan en mi frágil memoria. Ya lo dije una vez: cuando me fío y no contrasto un dato lo habitual es que me equivoque.
El tema del (super) héroe y la droga es uno de esos que aparco constantemente (lo he vuelto a hacer la semana pasada), y eso que lo tengo ya estructurado mentalmente. Quizá sea hora de ir subiendo cosas sueltas por aquí, así lo tendré más fácil cuando me decida (por fin) a abordarlo definitivamente. Y es que no me negaran la extraña paradoja que se plantea cuando el Capitán América, un tipo que debe sus poderes al consumo de un esteroide que le hace sobrehumano, le declara la guerra a las drogas.
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