Digo que despistan la cuestión porque el terror explícto y grotesco sólo era una parte de los tebeos que causaron la interesada (y medíatica) histeria colectiva que sacudió la América de los 50s, además de ser, como género, una rama tardía del tebeo precode que convivió con otras donde la marca True (verdadero) era el reclamo imprescindible. Seguramente los muchos comics True Crime, con su violencia realista y su exaltación del delincuente, ponían bastante más nerviosos a los guardianes de la moral; quizás nada mejor para entender el generalizado carácter subversivo de los tebeos precode que acudir a un género aparentemente tan inane como el romántico.
Sirva como contraste inicial la portada de arriba, que quizá recuerden por ser la segunda de esta entrada. La chica, el pretendiente, los pajaritos, el árbol con el corazoncito a navaja... Cursilería extrema con el recién estrenado sello del comic code estampado en portada, a la vista de todos. Esta portada de la Charlton de 1955 es sólo un año posterior a las últimas de la galería que tienen más abajo, y curiosamente se ajusta a lo que uno tiene en mente cuando piensa en el tebeo romántico: bobo, exclusivamente destinado al público femenino más inocente, irreal en su búsqueda del príncipe azul. Pero hubo un tiempo en que no fue así, y curiosamente fue el tiempo de los primeros tebeos de amor. Amor precode, un subgénero cuyas portadas no eran únicamente un reclamo para jovencitas, sino mucho más. Creo que la galería propuesta abajo, más o menos ordenada cronológicamente, lo deja bien claro.
My Secret Affair 2 (1950). La editorial canadiense Superior es una ilustre desconocida en la que recomiendo indagar (yo pienso hacerlo: sus argumentos eran más que curiosos). Ya el título rehuye conceptos como el amor y el romance para acudir al Affair Secreto (que es todo lo contrario a la idea del matrimonio como unidad de destino). Aquí no hay hipocresía pOp sino una tácita llamada al sexo. Un hombre con gabardina dando fuego a una muchacha apoyada en una farola mientras le pregunta si está sola. La chica, además, está en pose sensual, marcando tetamen y con una de las manos reposando en su cintura. Creo que esta portada sería suficiente y podría deternerme aquí, pero conviene que la visión sea amplia. Por otro lado, es bueno contextualizar que en 1950 el Código Hays, las normas de censura que regulaban el cine, estaba plénamente instalado y operativo desde 1934; Y una imagen como ésta difícilmente podía ser vista en una película de la época.
A pesar de ese Love de diseño tan cláramente sesentero y pOp, la portada es de 1951; pertence al número 8 de Darling Love, una colección de la más bien pecata editorial Archie. Aún así, la escena que muestra me parece de lo más subersiva: la esposa llega a casa y se encuentra a su marido en el sofá con una morena (el color del pelo no es inocente), ligera de ropa y transparencias (en contraste con la recatada vestimenta de la rubia). No sólo eso, las respuestas escapan totalmente del "no es lo que parece, cariño" (que incluye un elemento humorístico) a un contundente (y trágico) "Vete, que no te interesa lo que estamos haciendo". Como carga de profundidad a la institución matrimonial me parece brutal.
Hi-School Romance #11 (1951). La Harvey, editorial que sobrevivio al code y con amplio catálogo claramente infantil (el fantasmita Casper, por ejemplo), también tuvo sus rincones oscuros (incluso muy oscuros: durante un breve periodo de tiempo se desmelenó y se puso en cabeza en contenidos para el escándalo del bienpensante). Una buena muestra es esta portada en la que se expone sin trampa ni cartón la temática de la fuga adolescente.
De la misma colección, el número 17 (1952), con ilustración a cargo del gran Lee Elias, también es sorprendente a poco que se detiene uno en ella: una pareja de jóvenes pillados por unos guardas mientras se dan al lote (como mínimo) en el interior de un vehículo oculto en el bosque. Es inevitable cruzar esta imagen con el rock and roll y los autocines. A ambos aún les faltaban un par de años (de hecho, fueron fenómenos inmediatamente posteriores a la implantación del comic code). El carácter precoz de la temática queda así evidente.
Tercera portada de Hi-School Romance de la Harvey (del número 19, 1952). Un clásico del portadismo romántico es la tercera persona de corazón roto, es decir, una pareja se besa (o ni eso) mientras en una esquina alguien llora por el desengaño. La propuesta de esta portada es radicalmente diferente: la tercera persona no está afligida sino que se ofrece sexualmente, provocando un perturbador juego de acciones y miradas a tres bandas.
Un buen ejemplo de que el romance precode no era un reclamo para señoritas es esta rotunda portada del número 9 de Romantic Love (Realistic Comics, 1952). El contraste entre título de la cabecera e imagen de portada nos parece hoy sorprendente. El concepto Amor Romantico del título se ilustra con una rubia de pronunciado escote de fantasía (¿una corista de vida alegre?) irrumpiendo del interior del tebeo, rompiendo el famoso cuarto muro (que separa el mundo del tebeo del mundo del lector) mientras exclama
Love Problems and adviced ilustrated #17 (Harvey, 1953). Problemas de Amor y consejos ilustrados reza la cabecera. La historia del cómic romántico posterior nos lleva a pensar como imagen frecuente la que ilustra el siguiente problema: "el amado príncipe azul que me ignora flirtea con otra". Como vemos arriba, el amor precode subvierte totalmente ese mesanje y lo sustituye por otro: "soy yo la que está con otro". No sólo eso: hay alcohol (cócteles), cenicero, sofás de exótico estampado cebril, una postura sensual (el amante colocado tras la desnuda espalda de ella) y una evidencia de que el problema de amor se va a resolver a hostias.
Visto todo lo anterior, esta portada de Realistic Romances #16 (1953) resulta poca cosa, aunque hay que tener en cuenta que la Avon fue de las más recatadas editoriales precode. El True se cambia por el Realistic, aunque eso no rebaja el hecho de que en un romance verdadero o realista tácitamente el sexo existe. Pero sobre todo llama mi atención la postura oferente de la hembra, que no opone ninguna resistencia y de manera sumisa deja bien claro que se va a dejar hacer todo lo que su amante desee. Y sumen ese "Mi escandaloso affair" para redondear el asunto (y es cierto que no me estoy deteniendolo suficiente en los títulos de las historietas).
Regresamos a la editorial canadiense Superior y a una de las más procaces colecciones del romance precode. Ya de entrada el título es extraño: Mi matrimonio secreto. ¿Y qué tenemos en su número 1 (1953)? Pues una escena ciertamente perturbadora. Dos parejas en lo que parece una reducida fiesta, privada y doméstica, una de ellas a punto de entragarse a la pasión (con la hembra en postura dominante) mientras en la otra el elemento femenino parece no estar de acuerdo, rechazando a la pareja que le ha tocado porque deseea estar en el lugar de la otra.
La imagen de portada del número 3 de My Secret Marriage (1953) resulta clara: un hombre (que fuma) va a entrar en casa pero duda mientras la vecina de arriba se pasea y contornea ligera de ropa (¡sin sujetadores!), fuma y efectúa una silenciosa y gestual llamada a la tentación y el encuentro sexual.
La del número 8 (1954) es una variación de la anterior, aunque a distancia y proponiendo un quizá sutil juego voyeur: él espía por la ventana, ella se sabe observada y juega a la seducción de su mirón.
De nuevo Love Problems and adviced ilustrated de la Harvey, concretamente el número 24 (1954) y con otra estupenda ilustración de Lee Elias. Ella fuma y se deja toquetear mientras un pianista (rodeado de chicas) observa preocupado. Y recuerden el cambio de roles que comentaba antes: en el amor precode son ellas las que provocan el desamor. Cuando se instaura la censura pasan a ser ellas las que sufren. Reflexionen al respecto.
Romantic Love 22 (1954), pero no la colección de la Realistic que hemos visto antes sino la de la Avon. Aparentemente, la ilustración de portada resulta lejana a lo visto en las anteriores. Pero quédense con un detalle: ¿Cuántas escenas de intimidad matrimonial habían visto ustedes en la portada de un tebeo romántico? Incluso diré más: para alguien casado o con pareja este tipo de escena (el marido rodea la cintura de la esposa por la espalda, con contacto físico claro, mientras ella cocina) no significa "te quiero" sino "deja lo que estás haciendo que quiero sexo".
Para acabar, un tebeo precode de procedencia ignota. Aunque hubo diferentes colecciones tituladas Secret Diary (o también Teenage Secret Diary), ésta no pertenece a ninguna de ellas, pero viene bien para cerrar el círculo: una mujer apoyada en la farola enseñando muslamen. No hay pajaritos. No hay corazones. Es otra cosa. Es el Amor Precode.
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