Decido empezar el año con 2013: Rescate en L.A. (John Carpenter, 1996). Dudo que haya mejor manera de hacerlo que con la secuela de ese clásico, también carpentiano, que es 1999: Rescate en Nueva York.
Al final de 2013 "Snake" Plissken puede optar entre entregar el mando del arma de destrucción masiva a los rebeldes del tercer mundo, liderados por Cuervo Jones, icónico guerrillero sudamericano (literalmente ligado a Sendero Luminoso) o al presidente vitalicio de los EEUU, un líder ultra cristiano en cruzada permanente contra el pecado que alcanzó el poder tras un sospechoso terremoto en Los Ángeles. Al final, el héroe tuerto opta por colapsar el planeta entero porque considera que lo mejor es comenzar de nuevo, y fumarse luego el primer cigarrillo en suelo norteamericano en cinco años desde su prohibición penada con el destierro.
A cuatro años del 2013 la metáfora del mundo colapsado parece cumplirse, así que bienvenidos todos a la raza humana. Es curioso, John Carpenter apostaba en este díptico por las fechas cercanas (1999 queda ya lejos) y aún así se quedó corto: el presidente fanático está a pocos días de acabar sus ochos años de mandato. Eso no quita que Carpenter hilara muy muy fino advirtiendo de su llegada al poder a cuatro años vista. En su momento público y crítica no lo entendieron, relegando al olvido una de las series bé más honestas de los últimos veinte años. Seguramente no supieron ver que no hay nada más bello que Peter Fonda y Kurt Russell haciendo surf en la cresta de un tsunami.
No hay comentarios:
Publicar un comentario