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11.1.08

TRESCIENTOS TREINTA Y TRES DISCOS PARA AGITAR EL BOOGALOO ENCEFÁLICO # 026/333


LIME SPIDERS : SLAVE GIRL (1985)

A mediados de los ochenta, en plena inmersión garagera de quien esto escribe, este extraño mini-LP a 45 Revoluciones por Minuto garantizó numerosas explosiones juveniles y borrachas, con mi cuerpo entregado al tembleque sincopado y saltarín. Apenas 6 canciones. Apenas un cuarto de hora de catarsis rítmica. Quince minutos de rabia concentrada en píldoras lúdicas y ruidosas, en doce pulgadas de vinilo nacido para ser ensuciado con las huellas digitales de un propietario poco dado a los buenos modales. Slave Girl se llamaba, como la canción que abría sus piernas con lamentos fantasmales y ruido de cadenas para dar paso a un rif burro y machacón, con esa palurdez única que sólo puede darse en las antípodas australianas. Un himno demoledor e incorrecto, plagado de abruptas interrupciones que preceden, posturita cafre incluida, a coros pegajosos. Primitivismo sónico en su máxima expresión. “Sé mi esclava porque es todo lo que necesito”. Declaración de intenciones a grito pelado en un disco que no es otra cosa que una recopilación para Europa de los singles de una juvenil banda australiana hija inmediata de Radio Birdman o los Saints e impulsado por un hit de éxito, ese Slave Girl no por casualidad producido por Rob Younger. Al sueño adolescente de tener una chica con bola y cadenas amarrada en un rincón de la habitación prosigue una colección de hits burros y polvorientos a base de garageo australiano del bueno (That’s How it Will Be), psychedelia veloz y sin florituras entre chillidos y fuzz (25th Hour), punk primigenio nacido para berrear entre colegas mientras se destruye la juventud con drogas y alcohol (Beyond the Fringe), una versión del clásico 1-2-5, temazo de The Haunted, que también recuperaron los Fuzztones, y genuina epicidad garagera con piano de fondo; una línea de piano que prosigue en la última canción, ese Can’t Wait Long que cierra con power pop supersónico este pequeño tesoro sin pulir ni domesticar, sencillamente cavernícola. I’m Not Insane, man, I’m Just Outta my Dream.

(En Anteriores Boogaloos Encefálicos...)

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