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23.11.07

THE AIP VISUAL EXPERIENCE (XLI)

Teenage Caveman 1958
Teenage Caveman (Roger Corman, 1958)


Fantásticocartel de Robert Brown. El peligro frontal en forma de dinosaurio, el héroe de espaldas en segundo plano y el torso de la jamona (en un sutil bañador color carne que apunta a añadido a posteriori). La peli siempre me ha gustado mucho, con un final que es pura Twilight Zone (y que apunta a Planet of the PAes) y un modo deliciosamente pop de abordar la temática del joven rebelde, a la postre espectador a quien iba dirigida. Por otro lado, se adelantó a las aportaciones al subgénero pulpcarvernícola jamonil que realizó la Hammer una década más tarde. La peli la editó el año pasado DeAplaneta en su colección The Freaks DVD Library, pero la copia era bastante pésima y, lo que es peor, sin respetar el formato original, aunque parece que es cosa de todas las ediciones del mundo mundial. Yo me la compré una maña compulsiva, sin pensar que igual es mejor la copia que tengo de un pase televisivo de hace unos cuantos años. Aún no lo he comprobado. Les dejo con unos extractos del excelente libro de memorias de Roger Corman, con declaraciones de éste y del actor Beach Dickerson. Luego regreso con unos comentarios tutubescos.

Roger Corman

"A despecho de lo insinúan la mayor parte de las filmografías, jamás rodé para la AIP una cinta llamada Teenage Caveman. Hice una titulada Prehistoric World, pero por unos pasajeros y locos momentos la AIP se había apuntado sendos tantos con I was a teenage Frankenstein y I was a teenage werewolf, de manera que presentaron mi nueva producción como Teenage Caveman. Todavía recuerdo la frase inicial de la primera crítica que se publicó, en Los Ángeles Times: “Pese a su título de diez centavos, Teenage Caveman es un film asombrosamente bueno.” Al día siguiente Jim y Sam rescataron el nombre de Prehistoric World.
Prehistoric world se filmó en Bronson Canyon durante diez días, sobre un presupuesto de 70.000 dólares, con una duración de 65 minutos y en blanco y negro. Confieso que encontré el argumento apasionante, tanto que algunas veces me he planteado la posibilidad de hacer un remake con un presupuesto algo más elevado. (...)
Beach Dickerson y Jackie Haze eran miembros de la tribu. Le pedí a Beach que se desdoblara también como un oso que acecha a la comunidad. Le ordené a tal fin que bajara por una pendiente pronunciada, se detuviera, oteara el valle y continuara descendiendo. Eso fue todo. ¿Hasta qué punto puede dirigirse a un oso? ¿Cómo hacerle ensayar? Beach avanzó pues en torpes zancadas por el sendero, se paró, se llevó la zarpa a la frente y escudó con ellas sus ojos mientras inspeccionaba el valle del fondo.
Bramé: “¡Corten! Beach, los osos no ponen la zarpa en visera para protegerse los ojos del sol. Esta vez, fíjate mejor. No necesitas las garras para nada.”
Beach Dickerson

"Debo ser la única persona en el mundo que ha protagonizado tres escenas de muerte y asistido a su propio funeral en un mismo film. Tenía que ser el sujeto que se ahogaba en las arenas movedizas o “succionadoras”, como las apoda la tribu, y que en realidad eran una franja selvática y más bien cochambrosa de un jardín botánico de Pasadena. Más tarde fuimos a Bronson, donde rodamos el funeral.
“¿Qué haces tú ahí tendido?”, me increpó Roger.
“Roger –contesté yo-, estas son mis exequias. La tribu llora mi pérdida”.
“Nadie te reconocerá”. Tocarás el tam-tam en la ceremonia.”
Luego me dijo que fuera el Hombre de los Llanos Ardientes que cabalga hasta los feudos tribales, cae del caballo y expira.
“¿Por qué no usas un especialista?”, me rebelé.
“¡Disfrazad ahora mismo a Beach como el extranjero!”, clamó Roger.
Me pusieron un atuendo con el que podía haber emulado al general Grant, con una manta de piel de oso y una hirsuta peluca negra. Acto seguido acometimos una escena de caza, también oso incluido.
“¿En quién has pensado para que haga de oso?”, pregunté a Roger.
“En ti”, respondió él, y los de vestuario vinieron con un enorme traje imitando esa piel.
“¿Cómo diablos se interpreta a un oso?”, inquirí.
“¿Cómo quieres que yo lo sepa?”, contrapreguntó Corman.
“Roger, eso es una insensatez. No soy ningún especialista, sino un maldito actor de segunda y aún bisoño.”
“No me busques complicaciones. Actúa y basta.”
Aquí se reveló el auténtico Roger Corman. Tras un par de tomas en las que bajaba por las colinas con la cabeza colgando entre las patas, la temperatura en el interior de aquel infernal vestido de oso se había caldeado hasta los 60º C, y creí morir de asfixia. Desciendo pues por la ladera y el jefe me grita:
“¡oso, yérguete!” Yo me yergo.
“¿Oso gruñe!” Y gruño.
“¡Con más fiereza, oso!” Gruño más fuerte, y araño violentamente el aire con mis mortíferas zarpas.
“¡Más feroz, oso, te quiero mucho más feroz!”, persiste él.
Me sentí al borde de la locura dentro de mi disfraz, rugiendo y haciendo aspavientos, hasta que Corman vociferó una última orden a los otros extras:
“¡Venga, tribu, matad a ese condenado oso!”
Entonces una treintena de individuos se abalanzaron ante mí, me derribaron y me apalearon, dejándome más plano que una estera."
Les dejo el trailer. También pueden escarbar por la Central de Tutubos, donde está la película troceada sacada del pase televisivo en Mystery Science Theater 3000. Al final de este fragmento verán la escena del oso, mucho menos épica de lo que relatan sus protagonista ahí arriba. Las otras dos muertes de Bleach están aquí (al principio, la charca que intentan colar por arenas movedizas) y aquí (pasada la mitad, la escena del jinete). Lo del funeral con bongos parece que se eliminó del montaje definitivo.



En anteriores entregas de esta serie...

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