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10.10.07
DESDE SITGES CON ARDOR (XXV): DAINIPPONJIN
Complicadísimo ordenar mis ideas alrededor de esta extraña y alocada comedia japonesa con monstruos gigantes de por medio. Ese extraño sentido de la cultura pop, tan fascinante como a menudo incomprensible, sobrevuela al Gran Japonés del título, y desde luego es una de las visiones más radicales del kaiju jamás hechas, pero que también viene muy bien para entender que las películas de monstruos gigantes pisoteando Tokio pueden ser mucho más que películas de monstruos gigantes pisoteando Tokio. La película es una especie de documental televisivo (sección realismo sucio) sobre el día a día de un tipo que cuando se le necesita se convierte en un gigante presto a defender Japón, el último miembro de una dinastía que debe enfrentarse la amenaza de bizarros monstruos que de tanto en tanto se plantan en el Imperio del Sol Naciente. El matiz es que el tipo es gris y en clara decadencia mientras su alter ego gigantuno cada vez resulta más patético. El delirio fascinante está, pues, servido, con ese humor tan extraño (para nosotros) y autoparódico que no gusta a todo el mundo. Y por en medio unas bizarras y maravillosas batallas con unos monstruos inimaginables, de fastuoso y desparramante diseño. No he acabado de digerirla del todo, lo reconozco. El monstruo rojo del final simboliza la China, de la misma manera que el protagonista es Japón, pero no me pregunten demasiado sobre qué significa eso o la aparición de una especie de familia Power Ranger con los colores usacas que protagoniza la única pelea con actores disfrazados (y no digitalizados), una pelea de lucha libre que se dilata en el tiempo en un extraño anticlímax mucho más inquietante de lo que parece a simple vista. Inclasificable y alucinada, pero también visionaria.
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