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25.6.07

CRÍTICA EDAD DE LA INOCENCIA


Hace un par de días leía Crisis de Identidad: Prólogo, el tebeo que recupera las viejas historias de DC que sirvieron de inspiración para Crisis de identidad, el leíble crossover publicado por aquí a finales del año pasado. Lo cierto es que todos esos tebeos pre-crisis de la Liga de la Justicia me suenan un poco a chino, aunque también recuerdo que algunos de Novaro llegaron a mis manos en los primeros 70. Por ejemplo, la muerte de Tornado Rojo, que no sé porque sobrevivió a los reseteos de mi disco duro encefálico.

Estaba yo leyendo ese par de aventuras del gran supergrupo deceero, rescatadas concretamente de los números 122 (1975) y 166-168 (1978), y sus fechas de publicación me sorprendían. No sé. Supongo que eran tebeos que nacían ya viejos y que el salto del género en los 80 (que no sólo tuvo cosas buenas) era demasiado inminente para que no se notara un agujero insalvable entre ellos, incluyendo el encantador dibujo de Dick Dillin. Es todo tan pOp en su lectura... el uso de un mineral llamado Amnesio por parte del Dr. Luz (curioso nombre para un villano), una maravilla sin explicar, una piedra que, con la ayuda de un arma modificada, absorbe los recuerdos de los héroes revelando sus identidades secretas a un villano rematadamente idióta; la incongruencia de su plan que implica concoer esas identidades antes de saberlas... es curioso como los flashbacks de Crisis de identidad revelan que el Dr. Luz forzó sexualmente a la novia de uno de esos héroes, algo que leyendo el viejo tebeo resulta un añadido casi surrealista y el contraste entre dos mundos que, en realidad, eran elmismo. y lo mismo puede decirse de la otra aventura, en la que la Sociedad Secreta de Supervillanos (ai, que lindo, y más si incluímos entre sus miembros al hulkoso Blockbuster y al profesor Zoom, que nombres aquellos) intercambia cuerpos y mentes con algunos miembros de la Liga de la Justicia de America. Resulta curioso como el guionista pasa de puntillas por el intercambio entre el hombre Fluorónico y Wonder Woman. ¿Se imaginan tamaño acto de travestismo en manos de un Grant Morrison o un Warren Ellis? Por cierto, la lectura me ha servido para comprobar que Tornado Rojo visto ahora no es más que un triste trasunto deceero de La visión y un robot bastante idiota. Cosas de la pérdida de la inocencia.



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