"Yo las páginas de Topolino no las hacía pensando en niños o en adultos, las hacía pensando en mí. Disfrutaba mucho haciéndolas. A veces, cuando iba en tren, observaba a los niños leyendo los tebeos de Bruguera, y cuando llegaban a mis páginas, las pasaban sin leerlas; a los niños no les gustaban, no las entendían."Alfons Figueras, en el prólogo introductorio de Topolino, El último Héroe (Astiberri, 2006).
He disfrutado recuperando el Topolino de Alfons Figueras gracias al fabuloso tomo que Astiberri editó el año pasado. Y lo he disfrutado en unos días tristes sobre los que supongo algo tendré que decirles un día de estos (ahora no tengo ganas). Topolino ha sido un punto de fuga útil y un redescubrimiento maravilloso. Yo era fan infante del Dr. Mortis, allá en las contraportadas de Vampus y Dossier Negro, pero seguramente era uno de esos niños que Figueras se encontraba en el tren; o no exactamente; me explico: no lo leía pero sí miraba encantado los dibujos, plagados de cacharros y robots. Pero es cierto: no los entendía y la letra se me hacía cuesta arriba (quizá por ello prefería al Dr. Mortis). Con el tiempo, cuando los tebeos de Bruguera de mediados de los 70 (que fueron con los que yo me crié) se convirtieron en un recuerdo doméstico de mañanas de verano en calzoncillos, curiosamente, aquellas historietas que no leía pero sí observaba seguían visualmente en mi recuerdo. Con los años, cuando me puse a rebuscar en mercadillos Mortadelos Especiales y Gigantes, a la caza de material franco-belga complementado con Vázquez, Raf, Segura y demás maravillas de nuestra historieta, me reencontraba con Topolino (y con Aspirino y Colodión) y entonces sí lo leía, y lo entendía, parcialment, aunque no ha sido hasta ahora, zampándome ese centenar y poco de planchas seleccionadas por el autor que he podido darme cuenta de la maravilla que era y de que en la construcción ausente del universo pop DEBE tener un lugar privilegiado.
Leer ahora el Topolino de Figueras supone darse de bruces con uno de los mayores actos de amor y pasión por la cultura pop y el pulp que uno recuerda. Topolino es un señor bajito (enano le llaman sus enemigos) que en sus paseos por el campo se encuentra, una y otra vez, con pérfidos villanos (el Doctor Siniestro es el principal) dispuestos a dominar el mundo a base de máquinas del tiempo, rayos destructores, artilugios voladores, mecanismos de hipnosis, gases tóxicos (donde el ajo siempre es componente principal), robots teledirigidos, cohetes, vehículos torno para viajar por el subsuelo, túneles espacio-temporales, bases submarinas, hologramas espectrales, fantasmas gigantescos, legiones de encapuchados, villanos pop. Buff. Un catálogo de maravillas. Topolino siempre desface el entuerto, a menudo ayudado por el despistado Colodión y sus inventos, y ante el despiste del keystónico policía Adolfo. Topolino acabará casi siempre en la carcel, injustamente acusado de provocar el caos cuando en realidad se ha limitado a salvar el mundo de rufianes megalómanos. Pero nadie lo sabe. Topolino, para las fuerzas del orden, es un atolondrado y campestre conspiranoico de baja estatura. Seguro que a RAW le habría fascinado.
Todo, en Topolino, es una maravilla. El dinamismo viñetil; la imagineria del pulp bien entendida y superando, de largo, la calificación de parodia: es mucho más que eso (si "eso" lo es en algún momento); el uso orgiástico de la onomatopeya pop, con esos espectaculares interrogantes y exclamaciones que son señal inequívoca de la sabiduría de Figueras como Autor de Historietas. Los homenajes se suceden y digieren a velocidad vértigo: La Guerra de los Mundos, La Diosa de Fuego de Sir H. Rider Haggard, los monstruos de la Universal (Drácula, Frankenstein, la Momia), Rod Serling, los villanos propios del folletín y el bolsilibro que en la mayoría de casos habitan en el subsuelo (sí, Subterránea de nuevo). La alegría metalingüística es constante, con referencias al tebeo donde se publica la historieta o delirantes exclamaciones del villano de turno ("¡mandaremos al espacio a todos los dibujantes, guionista y editores de ciencia ficción! ¡Una neuva era empezará para la humanidad! ¡El aburrimiento total!"). El vínculo con Krazy Kat de Herriman también es evidente en el estilo, en la cocepción personalísima del absurdo, en esa cárcel habitual de las últimas viñetas, en el extraño universo rural por el que corretean los personajes. Aunque ese universo del todo ajeno al contexto urbano (sólo un par de historietas nos muestra una ciudad, y siempre por necesidad argumental) es también una conexión directa con el fantástico español, que como saben siempre se sitúa entre prados y matos.
No quiero despedirme sin antes aportar una historieta no incluida en la antología de Astiberri. Vaya por delante que todas las seleccionadas por el autor son una maravilla (que se suceden sin parar, para mi gozo ausente). Y que por tanto las no incluidas que he ido buscando entre mis tebeos siempre son inferiores. Aún así, creo que este "El Platillo Cargante" (sacada del Mortadelo Cigante de Vacaciones de 1975) es bastante representativa de esta obra maestra de la historieta hispana, felizmente rescatada del injusto olvido en una excepcional y generosa edición.
ToPoLinO "KHONAN DE CMEDHIA ".
ResponderEliminarTOPOLINO HACIENDO DE CONAN EL BARBARO Y CONTRA EL DOCTOR SINIESTRO ,ABSCENCE ERES EL GRANDE COMO MUHAMMAD ALÍ Y ERES EL MEJOR COMO JOSÉ LEGRÁ OSEA UN CAMPEÓN DEL MUNDO COMO ELLOS DOS .
ResponderEliminar¡VISCA TOPOLINO !
ResponderEliminar¡Que bueno eres Abscence !,hoy compré 4 Dvdś uno es "Conan el barbaro " (1981) de John Milius y el otro "Hundra " (1983) de Matt Cimber y el tercero "Kull el conquistador " (1997) de John Nicolella y el cuarto "Tigra ,hielo y fuego " (1982) de Ralph Bashky y ahora este tebeo de Topolino creyendose Conan el barbaro .,¡que buenos eres Abscence !
ResponderEliminarMe gustaban los comisc de Topolino ,esta historieta no la recordaba .
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