Páginas
▼
29.9.06
LÍNEAS CINÉTICAS DE DESTRUCCIÓN MASIVA
Hace un par de semanas estuve repasando algunos tebeos relacionados con el 11-S para comentarlos por la radio. Proponer un post sobre ellos, a estas alturas de mes, es lo más antiactual que se me ocurre. En el universo mediático borderline el 11-S ya no toca hasta dentro de once meses, pero bueno, tómenlo como una pequeña señal de rebeldía (ademas, siempre he dicho que este no es un blog de actualidad). Además, mejor publicar ahora mis apuntes (porque son sólo eso) que los tengo más o menos frescos. Siempre pueden ser útiles para algún estudiante despistado o algún protoperiodista becario que busque información para el año que viene.
Vaya por delante que en estos momentos uno de los éxitos tebeíles al otro lado del Atlántico es la adaptación del informe de la comisión del Congreso estadounidense: The 9/11 Report: A graphic Adaptation. La noticia de su publicación llegó incluso a la prensa española y todo. En este enlace lo tienen serializado en internet y debo reconocer que mis iniciales reticencias retroceden ante el tono tan... eu... no diré objetivo pero sí metódico. Guardo un buen recuerdo del trabajo de Ernie Colon en los tebeos de la Warren, pero la idea del típico profesional capaz de todo (de Casper a Star Trek) me parecía demasiado alejada para el proyecto, e igual precisamente la gracia o el hecho de que (al parecer) funcione es ese carácter despojado de pretenciosidad que acompaña al artista portoriqueño. Desconozco si esta novela gráfica acabará publicándose en España. Lo mismo para con la, según dicen, sicodélica aproximación de Rick Veitch con Can't Get No. Que este no ha salido mentado en la prensa española pero también tiene su interés. ¿O acaso lo dudan? Dentro de once meses saldremos de dudas.
No creo que diga nada nuevo si considero que la obra esencial (hasta la fecha y por lo leído) sobre el 11-S, en el campo de la narrativa gráfica, es el enorme (por tamaño) Sin la sombra de las Torres de Art Spiegelman (aquí editado por Norma). Al fin y al cabo el factótum de la mítica RAW, diseñador de los cromos de la Pandilla Basura y autor de Maus procede del underground neoyorquino. Y sobre el gran Apocalipsis del mundo moderno ese es un punto de vista que me interesa, al fin y al cabo me he pasado la vida leyendo ese tipo de cómics en los que el autor/protagonista se describe con todas sus miserias y un necesario punto de humor y cinismo. Y sí, Spiegelman cumple con las expectativas por más que un grueso volumen con páginas de cartón, que da menos material del que promete por tamaño, me levantara cierta desconfianza inicial. Pero no, Spiegelman, en un formato que imita los viejos tabloides, comienza relatando su propia odisea (la búsqueda de su hija en plena Zeta Zona), da rienda suelta a su antibushismo militante (el presidente tejano le da tanto o más miedo que Bin Laden) y su fascinación remordente con las conspiranoias alrededor del 11-s, y acaba rindiendo homenaje a los maestros del cómic de principios de siglo: las Torres, por ejemplo, toman la forma de los geniales Katzenjammer Kids (que tanto recuerdo como complemento del Popeye de Buru Lan) y al final se recogen unas cuantas planchas clásicas que de una forma u otra se vinculan a los atentados (como las viñetas de Little Nemo que les dejo aquí abajo).
Menos entusiasmos me despierta una novedad reciente, el World Trade Angels de Fabrice Colin y Laurent Cilluffo (Sins entido, 2006). Autores franceses (aunque el dibujante es una de las estrellas del New Yorker) para un drama norteamericano. Voy por partes. Gráficamente es una delicia exquisita (y la edición también), de geométrica linea clara diseñada para el siglo XXI, casi como esos manuales que nos entregan al salir del avión y que te explican como salvar la vida, pero aún más sintético y estético. Sí. Visualmente precioso. Pero la historia que explica, con su giro argumental (predecible), no me atrapó demasiado. No ayuda, la historia, a paliar la frialdad del dibujo y eso que en algunos momentos hasta insiste en cierta blandura sentimental alrededor de un pobre hombre al que sus desgracias personales se suman al desconcierto de la tragedia global. También hecho en falta el humor, que siempre es necesario por mucha introspección, intimismo, tristeza y seriedad se quiera dar a la obra.
Pero donde más influencia ha tenido el 11-S es en los tebeos de superhéroes. Los hechos del 11 de septiembre no dejaban de ser la sublimación histérica y real (como la vida misma) de décadas de destrucción urbana y villanos pop. Y precisamente eso, exactamente eso (Bin Laden también es un villano pop) y en los morros. Y precisamente en un momento en el que algunos tebeos se estaban poniendo duros. Sólo hay que pensar en el Authority #17 USA. Un tebeo potente en el que Millar y Weston ya jugaban con las Torres como símbolo de caos sólo un año antes. ¿Se imaginan la posibilidad de editar esa viñeta un par de años más tarde?
La editorial que más ha destacado en las labores de soporte moral y patriota ha sido la Marvel. En The Authentic History Center tienen un buen surtido de tebeos y viñetas para indagar. Deprisa y corriendo Straczynski y Romita Jr. facturaban el casi inmediato Amazing Spiderman #36. Una portada de riguroso luto y un tonillo falsamente inocentón, propio de la cultura pop americana en labores propagandísticas; y con momentos tan ridículos como ver llorar al Dr. Muerte por las víctimas (por Dios, si Bin Laden es ese tipo de villano hecho carne). Y los habitantes molientes y ordinarios del Universo Marvel, tan acostumbrados a la hecatombe destructiva, transmutados en gente de la calle que se pregunta dónde estaban los superhéroes. Peter Parker reflexiona, mientras mueve escombros, con la idea del espíritu de los héroes reencarnado en todos esos anónimos bomberos y policias.
Precisamente a ésos funcionarios no sólo se les dedicó un par de especiales con lo más nutrido del panorama USA, sino también una línea de sintomático final, The Call of Duty, formada por tres colecciones dedicadas a narrar las peripecias, supuestamente realistas y respectivamente, de policias, bomberos y servicios médicos de emergencia. Hay quien ve en la jugada no sólo ese soporte moral propagandístico sino también una hábil jugada mercantilista (como en este texto de tebeosfera). Pero a mí lo que realmente me emociona y estimula es el final abrupto por falta de ventas y la reconversión, aún más avocada al fracaso, de esos mismos hombres heroicos en tipos con superpoderes llevada a cabo por Chuck Austen (quien sinó) en la miniserie The Call.
Otra intervención destacada es, como no podía ser de otra manera, la del Capitán América en el inicio de su colección de la línea Marvel Knights. Haciendo gala de su carácter de inocente izquierdismo, cercano al partido demócrata, el abanderado patriótico por excelencia rememoraba vía largo flashback inicial su participación anónima (sin disfraz) en la búsqueda de supervivientes, la posterior negativa a irse a pelear a los lejanos desiertos afganos junto al más bien republicano Coronel Furia y la resolución de un inmediato problema cotidiano: la caza callejera del musulmán estadounidense. El mensaje final, con esa hermosa viñeta del escudo, invita a una cierta refelxión. “Tenemos que ser más fuertes de lo que nunca fuimos. O habrán vencido”. La administración Bush, que en las fechas de publicación del tebeo ya andaba en plena campaña de ojeriza mediática antiiraquí, demostraba ser bastante más tonta en su lucha contra el terrorismo que el bueno de Steve Rogers. Usease, en cierta manera, han vencido.
No me gustaría acabar sin hacer mención a Ex Machina, inuasual propuesta del siempre fresco Brian K. Vaughnan. Me guardo una reseña para el inmediato futuro, ya que el segundo recopilatorio de Norma está a punto de aparecer, pero el Apocalipsis Neoyorquino del Siglo XXI juega una baza importante como punto de partida: sólo cayó una torre. La otra fue salvada por un superhéroe novato que, pasados unos pocos años, es el nuevo alcalde de La Gran Manzana. Nada menos que una ucronía sobre el 11-S y la mejor señal de que las cosas, al menos en los tebeos de superhéroes, vuelve por su lúdico cauce pop.
ACTUALIZACIÓN: El insigne Sr. Calduch apunta: "En lo que respecta a tebeos que toquen el atentado, están (no editados en españa) dos tomos 9/11, uno que sacó DC y otro por autores de otras editoriales independientes. Uno de los dos contiene una historieta de dos páginas de Frank Miller que están entre lo más potente que he leído jamás. En papel gana mucho."
Menéame
No hay comentarios:
Publicar un comentario