El diálogo que les pongo a continuación está sacado del cuarto número de Capitán America & The Falcon #4 (2004), la colección Marvel guionizada por Cristopher Priest y dibujada por Bart Sears. Los primeros cuatro números están recopilados en España bajo el título Captitán America y el Halcón #1: Dos Américas. Tras el diálogo les comento un poco el tebeo, pero para ponerles en contexto: Steve Rogers, el Capitán América original, se enfrenta a una versión moderna de sí mismo, el Anti-Cap.
Anti-Cap (AC): Empecé hace más de dos años. Afganistán. Siria. Irak. Todo secreto... Sin disfraces. No se me ocurría como podías ser efectivo llevando una bandera. Ahora lo sé. El poder de este uniforme... este símbolo. Sólo me lo puse para suplantarte. Ahora no quiero quitármelo. Supongo que en la ONI deben estar nerviosos: primero gastan millones compitiendo con el ejército para intentar recrearte sólo para acabar llorándole a SHIELD cuando su experimento se larga.Este bonito diálogo se produce mientras ambos se dan de hostias en las calles de Miami, destrozando mobiliario urbano sin pudor. El tebeo nos ha permitido, antes, viajar con el Halcón a Guantánamo, donde Leila, la antigua novia de este, una activista del black power de barrio reconvertida en periodista de investigación, ha ido a investigar la práctica de experimentos químicos con los prisioneros alegales de EEUU, y donde el gobierno ha contado con el apoyo de una banda de narcotraficantes anticastritas. El Anti-Cap, por cierto, era un chaval que lloró ante el derruido edifico federal de Oklahoma City tras el atentado de 1995. Menudo mejunje. Vaya por delante, no sea que se animen, que el tebeo en sí resulta decepcionante, no por su interesante y "sacapuntable" contenido ideológico o por lo que cuenta, sino por el cómo. Bart Sears es un dibujante nefasto. Lo suficiente no sólo para diluir la historia de Priest sino también para llenarla de confusión narrativa. Hipermúsculos, dibujos sin sentido... una puta mierda. Priest ya puede esforzarse en plasmar diálogos que huyen de lo maniqueo, en referirse a las cloacas de la Sociedad Borderline en uno de sus Centros de Poder Imperiales, que con tamaño nivel gráfico se pierde casi todo: el cerebro del lector anda intentanto descrifrar qué pasa, que tiene ante sí.
Capitán América (CA): ¿Si? ¿Te has ido de ONI?
AC: Dímelo Tú. ¿Cuántas veces has puesto tus principios antes que las órdenes? ¿El ideal de América antes que su gobierno? ¿O eres tú el único que lo hace? Si desafiamos a nuestro gobierno por defender nuestra libertad... ¿Sólo vale si lo hacemos de un modo que te guste a tí? ¿Y dónde está esa línea, Capitán? ¿Quien la traza? Es un día nuevo, Capitán. Una Guerra nueva. Tú fuiste creado en tiempos más simples. Tenías objetivos más claros. ¿Eso de los nazis? Estupendo, pero... ¿Quiénes son los nazis ahora? ¿Los árabes? ¿Los musulmanes? ¿Volvemos a encarcelar a gente y la metemos en corrales? ¿O tomámos decisiones difíciles sobre nosotros... sobre esa bandera que llevas?
CA: ¿América primero? ¿Es eso, hijo? ¿El patrioterismo como virtud?
AC: La seguridad primero, Capitán. Ruidosa y preventivamente. Buscar al Enemigo, enfrentarse al enemigo. Matar al enemigo.
CA: Hasta que empecemos a ver enemigos por todas partes.
AC: Los enemigos de América están en todas partes, Capitán.
CA: ¿Incluyendo Washinton?
AC: Especialmente en Washinton. Admiro tus ideales, Capitán, de verdad, pero no funcionan en esta guerra. La respuesta de Washinton es gastar dinero. Esta guerra no tiene nada que ver con el dinero. Tropas, tanques, misiles, armas... son inútiles en esta guerra. Es algo que los políticos aún no han comprendido. Esta guerra requiere voluntad. En esta guerra, el más comprometido vence.
CA: ¿Y eso eres tú?
AC: Por eso fui creado. Tú eres producto de la esperanza de América. Yo soy la suma de sus miedos.
Y eso que el diálogo captura bien la ambivalencia del abanderado de la Marvel. Ya lo he dicho por aquí en ocasiones: es francamente interesante poner en paralelo las aventuras del Capitán América con la historia de los EEUU de las últimas décadas. A los ajenos al tebeo quizá sorprenda descubrir que Steve Rogers, el héroe enmascarado, es ideológicamente cercano de Michael Moore, y lo es porque el orondo documentalista es el mismo tipo de patriota estadounidense. La historia que narra el tebeo, por cierto, queda abierta y yo me veré obligado a hacerme con lo que sigue, más que nada para seguir recopilando información sobre el suero del supersoldado y sus derivados, la droga (sí, droga) militar que dio sus poderes al Capitán original y que luego ha enajenado a un montón de personajes: el capi anticomunista de los 50, el USAgente reaganiano o este Anti-Cap de la guerra preventiva contra el terrorismo que se cabrea no por la existencia de Guantánamo sino porque el gobierno se ha aliado con narcotranficantes. Vamos, que se ha creído la neocristiana y neocón cháchara bushista sin darse cuenta que el fin justifica los medios, y que la Guerra contra la Droga es un álfil sacrificable en pos del Nuevo Orden Mundial.
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