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9.8.06
EL PULPURRÍ VAMPÍRICO DONDE RESUCITAN LOS SAPOS
Los amigos de Bizácoras han propuesto celebrar un Hammer Summer. La cosa es que la productora británica celebraba años. No recuerdo cuántos ni de qué. Yo, es que si es por la Hammer, me apunto hasta a bombardear el Líbano (o Israel, la cuestión es bombardear). Yo, que a menudo levanto el hombro y hago tsk al pensar en un Marvelzombie, veo la paja y no la viga. Lo reconozco: cuando veo una peli de Hammer de las de terror (las de risa ya es otra cosa) siento el impulso, la necesidad, de disfrutarla a costa de todo. ¿Se imaginan a alguien que por defecto aplaude todas las películas fantásticas de la Columbia? ¿O de la Fox? Pues eso, aunque ahora que lo pienso con la Universal, la RKO o la AIP casi que me pasa lo mismo. En fin. La paja y la viga.
Tenía un par de vampiros revisionadas relativamente hace poco y el otro día cayo otra. Así que me apunto a la fiesta (¿o era bombardeo?) con Capitán Kronos, Cazador de Vampiros (1974).
1. El Tipo Que Está Detrás De Todo.
Lo primero ante lo que hay que llamar la atención es sobre su realizador y guionista, Brian Clemens. A bote pronto quizá no les suene demasiado, pero si les digo que es el responsable de la etapa dorada de Los Vengadores televisivos quizá la cosa cambie. De hecho, fue ese éxito y la demostrada capacidad para sacudir las tramas propias de los agentes secretos a base de argumentos tan inauditos como entretenidos lo que despertó el interés de la Hammer, que viendo agotarse el filón buscaba lo que podríamos llamar el "Toque Clemens". Lo primero que hizo nuestro hombre fue el potente guión de Dr. Jeckyll and Sister Hide (filme a recuperar ¡ya!, lástima que mi copia en vhs deja bastante que desear) y luego, ya como responsable absoluto, la peli que nos ocupa, uno de los ejemplos más perfectos la filosofía del pulp de bolsillo llevada a la pantalla grande. La idea era que se convirtiera en una serie, pero los resultados no fueron los esperados, el público estaba más interesado en Linda Blair girando la cabeza soltando blasfemias que en un modesto pupurrí multigenérico desmelenado, y la Hammer se acercaba definitivamente a sus horas más bajas. Así que la prevista saga se quedó ahí, sin continuidad.
2. El Héroe Pulp y el Desdoblamiento de Val Helsing.
Que el héroe es el eje de la función, antes que el vampiro, lo deja bien claro el título de la película. Eso no quita que haya películas de Drácula donde Van Helsing cobra más relevancia que su némesis, claro (Las Novias de Drácula sería un buen ejemplo), pero es que aquí no hay trampa ni cartón: eso se anuncia desde el principio.
Ya que cito al más famoso cazador de vampiros, en la construcción de Kronos se parte, primero de un desdoblamiento de aquel. El Van Helsing de la Hammer, es decir, Peter Cushing, es tanto un héroe activo, de acción (sólo hay que verle saltar por las mesas y cortinas en Horror of Dracula) y también un hombre de ciencia experto en el estudio del vampiro, costumbres y forma de exterminio. En la película que nos ocupa estos dos rasgos se desdoblan en dos personajes. Por un lado tenemos al cazador de vampiros encargado de la acción, el propio Kronos, un aventurero dispuesto a vengar a sus familiares vampirizados; pero por otro lado tenemos a su fiel compañero, el Profesor Hieronymos Grost, un feo jorobado que se encarga de la parte teórica del asunto.
Y ya incidiendo directamente en la encarnación del héroe pulp, está más que claro que es depositario de esa tradición vía el célebre Salomon Kane de Robert E. Howard, con algunos matices, claro. Por lo que creo recordar, Salomon era un puritano, en cambio Kronos resulta bastante libertino: no utiliza cruces, rescata a una gitana (Caroline Munro nada menos) torturada por brujería (concretamente bailar en domingo), la convierte en su amante sin problemas e incluso se atisba un cierto tono, consentido, de relación dominador/sumisa entre ellos. Para acabar de perfilar su carácter de héroe pulp total conviene señalar que fuma droga (unos puritos de hierbas chinas), además de sable utiliza una katana y practica técnicas de meditación cubriendo su rostro con un pañuelo. Por cierto, al tipo lo encarna Horst Janson, un fórnido rubiales alemán a mi juicio demasiado pétrido... vamos, que es típico armario del cine de aventuras.
3. Sacudiendo las Reglas del Vampirismo.
El guión de Clemens opta por agitar y pervertir las normas más tradicionales del vampirismo cinematográfico, cosa esta que la convierte en filme de visíón indispensable para los interesados en el tema, especialmente si tenemos en cuenta que no lo hace desde la demolición sino desde el enriquecimiento. Lo explica muy bien el contrahecho Profesor Hieronymos Grost: no hay un único tipo de vampiro, sino muchos, y cada uno de ellos tiene diferentes hábitos y puntos débiles. De entrada, nada más empezar la película, esta labor de agitar las normas consuetidinarias del chupasangres se muestra sin tapujos y con cierto ánimo desconcertante: el vampiro ataca de día, el vampiro no chupa la sangre sino la juventud de la doncella, no muerde en el cuello sino que besa y deja como rastro una única gota de sangre. La cosa no se para ahí: a su paso las flores se marchitan, es capaz de atacar a sus víctimas en el interior de una iglesia (que no es moco de pavo, la escena es genial porque lo que creemeos es la sombra de la cruz acaba por ser la sombra del no muerto). Otro elemento divertido y enriquecedor es que una de las técnicas utilizadas por el profesor Grost para seguir el rastro de un vampiro es enterrar sapos muertos en una caja: los sapos resucitan ante el paso de un vampiro y, así, se puede uno aproximar a su punto de origen. Finalmente, es necesario citar la escena, repleta de humor negro, en el que Kronos y su ayudante se dedican a hacer pruebas con un vampiro capturado diversas formas para matarlos.
4. Pupurrí multigenérico desmelenado.
Lo decía al principio. Kronos, Cazador de vampiros no es sólo una película de vampiros, es mucho más. Lo del héroe pulp y la ruptura con la tradición vampírica forma parte de ese pupurrí. O la presencia de katanas y misticismo a lo Kung fú carrediniano, por ejemplo (aunque, dicho sea de paso, alguna de las coreograías de lucha me resultan un pelín patateras), el humor negro y la más que evidente mirada hacia el cine de aventuras sector capa y espada (acaba con duelo a esgrima, igual que El Charro de las Calaveras) . Pero otras referencias multigenéricas que resultan más discretas y mucho más desmelenadas: el western, el policial whodunit, el fantástico visual puro y los elementos inquietantes sin sentido. Voy, pues, por partes.
El elemento western es más que evidente en la pelea de la posada, así que no me extenderé demasiado en ella (eso sí, me hizo gracia ver a Ian Hendry de matón cuando hace un par de días lo ví de chófer mafioso más malo que la tiña en Get Carter). Por cierto, me recuerdan en los comments que para más inri la cosa acaba con una escena de uso de la katana típica del chambara japonés.
El elemento inquietante sin sentido también hace acto de presencia en la escena de la taberna. En una esquina del local hay una mujer bebiendo vino con una venda cubriendo sus ojos. Ningún personaje se percata o hace referencia a su presencia. Y está ahí. Nada en la peli explica por qué. Es, por tanto, el típico detalle perturbador del que ahora diríamos que es lynchiano.
Lo del whodunit me hace mucha gracia. El término hace referencia a la clásica estructura narrativa policial de averiguar Quién es el asesino, la que utilizaba doña Agata en sus novelas de Hercules Poirot. Aquí la cosa es averiguar Quién es el Vampiro. ¿alguno de los dos hermanos nobles? ¿los dos? ¿la anciana madre? Y la gracia está que al plantearse ese interrogante el abanico de sospechosos es imperceptiblemente mucho más amplio.
Y ya para acabar, que esto, al final, me está saliendo infinítamente más largo de lo esperado, está lo del fantástico visual puro. Sí. Ya lo sé. Las pelis de vampiros son cine fantástico de cajón. Lo que pasa es que su imagineria, por lo habitual, es gótico. Por ejemplo (quizás se me entienda así mejor) En Compañía de Lobos es un tratamiento de fantasía "de cuento" de la licantropía. A eso me refiero. ¿es Kronos así? No. Claro. Pero tiene detalles. Pese a su modestía y ciertos ticks televisivos tiene detalles. Está plagada de imágenes bellas (alternadas con cosas rutinarias). De entre todas mi favorita es cuando vemos a una muchacha caminar por el bosque y pasar al lado de unas flores. La sigue el vampiro y, a su paso, las flores se marchitan. Y entonces volvemos a ver a la chica pasar al lado de unas setas. ¡Setas! Una doncella y unas setas. Eso es a lo que me refiero. Tienen la imagen aquí al lado, pero no se me despisten: Kronos Cazador de Vampiros es, ante todo, puro entretenimiento.
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