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2.8.06
EL MUGRIENTO THRILLER COOL
Asesino Implacable (Get Carter, 1971) es una de mis películas favoritas de todos los tiempos. Dicho lo cual puedo ponerme a chillar pumarescamente "¡Obra Maestra!" no sólo sin pudor sino con orgullo. Jack Carter es un asesino en nómina de la mafia londinense que regresa a su Newcastle natal para investigar la extraña muerte de su hermano, pese a las reticencias de sus jefes. Ese es el punto de partida, que acude a una de las tramas básicas de la narrativa universal: la venganza.
Son muchos los elementos que hacen de esta amoral y violenta película una masterpiece. Ya de entrada, además de una de las mejores bandas sonoras de la historia (a cargo de Roy Budd: el tema central es una joya) tenemos un Michael Caine inconmensurable en el papel de un tipo cruel y frío (y por tanto, supercool desde el punto de vista más etimológico del calificativo), encarnación total del concepto de antihéroe sencillamente porque de héroe no tiene un pelo: un héroe se mueve impulsado a hacer el bien a quien le rodea, a Jack Carter le mueve la violencia de su propia existencia. Ni siquiera hay un lazo de amor familiar claro con el motivo de su venganza: a su hermano no lo ve desde que se marchó a Londrés y a su sobrina se dedica a darle dinero como único acto de amor que entiende. La historia reserva más elementos que enturbian la relación, en cierta medida sugeridos, como el hecho de que matar a los asesinos sea en realidad la única forma de amor fraternal de la que es capaz. Y es que esta es una película que combina de manera magistral sutilezas, cosas que se ven pero no se explican (ei, que esto es cine), violencia explícita, diálogos memorables y algunas de las metáforas sexuales más contundentes que recuerdo.
Otro de los muchos elementos destacables es el tono tremendamente naturalista con el que está rodada. Resulta sorprendente si tenemos en cuenta que el otro trabajo por el que es conocido Mike Hodges es por haber dirigido la adaptación ochentera de Flash Gordon. No se puede uno imaginar un titulo que sea tan antítesis como ese. Aquí no hay ese encantador despiporre camp, todo lo contrario. El tour turístico a la ciudad de Newcastle es tremendo: un lugar gris, de industrialización cutre, de pubs sordidos donde el feo proletariado inglés bebe cerveza, de discotecas de nothern soul absolutamente equidistante a la luminosidad pop del Swingin' London, de hipódromos envejecidos, ferrys oxidados y muelles que apestan a humedad postindustrial, de humeantes fábricas del siglo XIX que siguen en funcionamiento, de majoretes desfilando en descampados, de calles sórdidas y lumpen con gorra a cuadros y jersei de cuello alto, de playas plagadas de alquitran y porno ilegal en el que se folla con los calcetines puestos. En realidad, Hodges no hace otra cosa que aplicar caligrafías propias de los neorralismos, nouvelles vagues y freecinema a una historia no habitual para esas moderneces: un thriller de serie negra contundente y afilado como una navaja. El resultado es una sensación de cruda realidad inigualable tamizada subterráneamente con un substratro de humor negro más fuerte de lo que parece a simple vista (aunque no es esta una película para ver de manera simple).
El otro elemento que me gustaría destacar es el trato dispensabo a los diversos personajes femeninos. Desde luego, Asesino Implacable es un filme que puede provocar súbitas diarreas a las feministas que buscan tres pies al gato. Los personajes femeninos están ahí para ser usados sexualmente e incluso asesinados (sin querer o queriendo) pero no hay que olvidar que estamos ante un filme que busca un contexto lo más realista posible, y si vemos a los sicarios mafiosos como seguramente son, también a las mujeres que los envuelven.
Get Carter destila sexo por los cuatro costados pero carece de sensualidad, o casi. Y como les decía antes incluye en su metraje tres de las metáforas sexuales más contunentes que recuerdo:
1 - Cuando Carter sube por segunda vez al Ford Cortina descapotable de Glenda (Geraldine Moffat), una zorrona aficionada al cine porno ilegal que hace el doble juego sexual con dos de los capos de la ciudad, en montaje cinematográfico alterna velozmente primeros planos de la conducción del vehículo (con guantes, je, sexo precavido) con los de la escena subsiguiente, el encuentro de rigor en el catre y con el antihéroe de la función, a ritmo del sudoroso crime jazz de Roy Budd. Llave de contacto, bragas que se bajan, cambios de marcha, velocidad, cuerpos descocidamente fornicantes, tubos de escape que sueltan humo, cigarritos mirando al techo.
2 - Cuando Carter pide a la casera que le deje llamar por teléfono. Al otro lado de la línea está una tremenda Britt Ekland que se someterá a una sesión de sexo oral a distancia. Carter lanza obcenidades con frialdad, ella se masturba, la casera escucha ejerciendo de voluntaria voyeur(o mejor "escucheur"), Carter continua susurrando sexo guarro mientras mira sostenidamenet a la casera, ésta mueve el balancín cada vez más rápido, en la distancia la Ekland se corre. Y todo en el marco de una sordida pensión de los bajos fondos.
3 - Cuando a Carter le interrumpen un polvo un par de matones. La escopeta bajo la cama le salva de una buena tunda. Desnudo, obliga a los dos sicarios a salir de la casa. Les acompaña hasta la puerte rifle en alto. "Vigila no se dispare" dice uno. "Se refiere a la escopeta" apunta, veloz y socarrón, el otro. Ya en la calle, la visión no sólo impacta en una anciana vecina sino que perturba a una de las niñas del desfile de majorettes más gris y cutre que recuerdo, personificación extraña de una ciudad industrial a punto de sufrir una reconversión salvaje.
No me gustaría despedir este pedazo de película, insisto que una de mis favoritas de todos los tiempos, sin dejar caer un cierto paralelismo con muchos filmes de samurais (y no sólo por ser una historia de venganzas) o sin citar otra escena, menos memorada (que no memorable) que indica muy bien esa atmósfera tan contundente: cuando Carter visita, nada más llegar a Newcastle, el apartamento (cochambroso y sin vida) de su hermano. En una habitación está el ataud. La casa está vacía. Nadie vela a un cadáver que espera, en soledad, que le trasladen al cementerio para un funeral desértico. Caine, al llegar al apartamento y descubrir al finado en una habitación, tapará su rostro con un velo. ¿Porqué, si no va a verlo nadie más que él? Es una de las muchas sutilidades de un filme que, no hace demasiado, fue objeto de un remake protagonizado por un Stallone en horas bajas. No tengo huevos de verlo: de por sí la sóla idea de un remake me provoca turbias sensaciones.
<span style="color: #808080;">Hitman qué peliculón cón Pam Grier en pelota picada.</span>
ResponderEliminar<span style="color: #808080;">Joder eso tengo qué verlo Pam Grier totalmente desnuda.</span>
ResponderEliminar<span>En mi opinion, sobran las palabras sobre esta pelicula ,harto dificil de encontrar un comienzo y un final a su altura , como la misma vida. Y que bonito Newcastle,siempre me ha recordado a Bilbao. Un saludo</span>
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