"No obstante, el libro que más me llamó la atención fue Menstruation: Its Cause and Cure (Menstruación: causa y remedio), del doctor en filosofía Raymond Bernard. (...) El autor -quien, como después me enteré, tenía un doctorado en filosofía por la Universidad de Nueva York, aunque luego escribiera como un Demente Patológico- postulaba que la menstruación era debida a la 'excesiva frecuencia' de relaciones sexuales y al vicio antinatural de comer carne. Si las mujeres hicieran el amor una vez al año, en el solsticio de primavera, y se abstuvieran de comer carne, se pondría fin a la maldición.Fragmento de El Martillo Cósmico II: Con Los Píes en La Tierra de Robert Anton Wilson.
(...)
Más tarde encontré otro libro suyo en la misma biblioteca. Se titulaba The Hollow Earth (La Tierra Hueca). La teoría de la Tierra Hueca con forma de rosquilla del Capitán Symmes era comedida en comparación. Según Raymond Bernard, el interior de la Tierra no sólo era habitable, como sostenía Symmes, sino que de hecho estaba habitado... por dos razas de androides diseñadas por los atlántidas antes de la destrucción de su continente. Los androides buenos, llamados Teros, eran los que salían por el agujero del Polo Norte y hacían vuelos en platillos volantes. En caso de guerra nuclear iban a conducir a todos los justos al interior de la Tierra para salvarlos. Los androides malos, llamados Delos, se dedicaban en cuerpo y alma a prácticas sádicas, y con máquinas infernales lanzaban rayos invisibles a la superficie del planeta, provocando todos los sucesos calificados de paranormales, sobre todo los más siniestros, tales como la Combustión Humana Espontánea.
Todo esto me sonaba de haberlo leído en mi adolescencia en Amazing Stories. En esa revista pulp el inventor de la historia de los Teros y los Deros era un tal Richard Shaver, quien, como después haría L. Ron Hubbard, empezó escribiendo ciencia ficción sado-paranoica y luego decidió inventarse su propia religión.
Este mismo año me encargaron la reseña de Subterranean Worlds (Mundos Subterráneos), una historia de las teorías de la Tierra Hueca obra de un escritor súmamente escéptico llamado Walter Kafton-Minkel. Le dedica un capítulo entero al doctor Bernard y llega a la conclusión de que, aunque carezca de la rectitud financiera de un banquero escocés, al menos era sincero en lo que decía creer, sobre todo en su aseveración de que la mujer moderna tiene demasiadas relaciones sexuales."
En un principio este post iba a ser una cosa rapidita. Ensimismado aún con Subterránea (si quieren ver uno de los agujeros y quedarse pasmados... véanlo), ayer por la noche leía este párrafo y claro, era de obligada publicación por estos lares. El problema es que me he puesto a tirar del hilo y el ovillo ha resultado tan enorme como hermoso. Primero he tirado de esa eminencia en el ciclo menstrual femenino que es el Dr. Raymond Bernard; pero vamos, a penas algunas fotos, referencias bibliográficas a sus libros e incluso alguna ilustración sobre La Tierra Hueca de, en principio, sus ensayos sobre el tema. tampoco he tenido tiempo en profundizar porqué hace suyas (según se entiende por el fragmento de RAW) historias sacadas del legendario pulp Amazing Stories.
Ahora bien. Cuando me he puesto a buscar cosas sobre Richard Sharpe Shaver... me he encontrado con uno de esos personajes que dejan mis Vidas Ajenas en pura fosfatina. Vaya por delante que lo que van a leer a continuación no es más que un resumen de su entrada en la Wikipedia. Verán ustedes, Shaver ya daba muestras de su desbordante imaginación cuando trabajaba en una fábrica de coches y comentaba a sus compañeros que padecía de telepáticas sesiones de tortura a cargo de entidades malignas de las profundidades. Pero el Misterio Shaver (como fue denominado por su futuro... eu... editor Ray Palmer) se inicia cuando escribe una carta a la revista de relatos pulp Amazing Stories notificando el descubrimiento de una vieja lengua olvidada llamada Mantog. A Palmer el tema le produjo la suficiente curiosidad para ponerse en contacto con Shaver y este le comentó que había traducido un manuscrito mantog llamado A warning to Future Man. Palmer pulió el relato, donde se iniciaban estas historias de malignos androides subterráneos adictos al sadomaso, le cambió el título por I Remember Lemuria y lo publicó en el número de marzo de 1945 de Amazing Stories.
Lo cierto es que Shiver se convirtió en presencia habitual en la revista (al final tienen una esplendorosa galería B-art con todas las portadas dedicadas a sus historias entre 1945 y 1948). Al parecer Palmer pulía mucho las novelas de Shaver, al parecer verborreicas, compulsivas y muy explícitas sexualmente, y aún así lo habitual era que el lector se encontraba con relatos pulp de bajos instintos en el que las mujeres recibían un trato brutal, eran violadas y sometidas al ficcionario sadomaso (que imagino debían llamar mucho la atención del Dr. Bernard, el mismo que recomendaba el fornicio sólo en el solsticio de primavera, lo suficiente para creer firmemente en la existencia de ese universo pulpy). Androides Teros, androides Deros, ascensores trampa ocultos en rascacielos que enviaban a mozas de buen ver a un submundo de dominación sexual asexuada (homenajeados años despues por Harlan Ellison en un cuento corto). Lo que decía, pulp de bajos instintos hasta el momento en que Palmer y Shaver deciden hacer pública la verdad: bajo el aspecto de ficción, lo relatado son sucesos reales. Como lo leen: esos androides existen y sus actividaes son ciertas. En junio de 1946 nace El Misterio Shaver.
Al parecer la redacción de Amazing se llenó de cartas de conspiranoicos aportando pruebas al respecto. También de críticas (entre ellas las de un joven Harlan Ellison precisamente) y comentarios respecto a los evidentes síntomas de esquizofrenía paranoica que emanban de los textos del escritor. Al final, Amazing suspendió los relatos de Shaver a finales de 1948, según la revista porque afectaban a las ventas y según Palmer por oscuras maniobras de los pérfidos Delos infiltrados entre nosotros y temerosos de que se supiera la verdad.
El asunto, aún así, continuó. Shaver publicaba sus escritos en el periódico Hidden Worlds o en su fanzine Shaver Mystery Magazine. De vez en cuando desaparecía de la vida pública, según unos recluido en sanatorios mentales y según otros en expediciones a Subterránea en busca de pistas. Llegó, incluso, a aparecer su nombre en algunas conspiranoias sobre el asesinato de JFK (alguien lo dudaba) y, al parecer, su idea de convertir ficción pulp en pseudo religión sadoparanoica sirvió de inspiración a L. Ron Hubbard, padre de la dianética y la iglesia de la cienciología. Al margen, mientras leía fascinado todo esto me acordaba de los goreanos, los kaotians y su secta de mujeres esclavas sexuales. El nombre de Shaver, como no podía ser de otra forma, también aparece de vez en cuando al se habla de UFOS intraterrestres, de la Sociedad de Thule y de todas esas cosas que anotaba yo por aquí hace bien poco. Como ven, un tema maravilloso que no puedo dejar de decorar con todas las portadas de Amazing Stories dedicadas a los relatos de Richard S. Shaver, sin duda un hombre adelantado a su tiempo y un santo varón de la Sociedad Borderline.
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