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20.7.06
ESCALIVADA
Apreciados lectores, me honro en proporcionarles un nuevo post culinario de esos que, sorprendentemente, tanto éxito parecen despertar en todos ustedes. Se trata, ni más ni menos, que uno de los grandes clásicos de la cocina catalana y plato estrella de la dieta mediterránea: la escalivada. Vayan apuntando: necesitan ustedes un par de pimientos rojos, un par de berenjenas, un par de tomates maduros y una buena cebolla. Los limpian con agua y agujerean con un tenedor en cada una de estas piezas para facilitar la salida del aire interno de cada uno de estos vegetables durante la cocción. Esa labor, la de pinchar las hortalizas, es la que me realizo en la veraniega instantánea que preside este post y que dedico a todas mis lectoras féminas y a mis lectores homosexuales.
A continuación colocan las hortalizas en ese maravilloso instrumento de cocina que es la churrasquera, sin el que la cocina de la Mansión Ausente se sentiría desnuda. Obviamente soy consciente de que no todos los hogares tienen una churrasquera (grave error) o tienen una cocina modernas de esas sin llama (personalmente odio la vitrocerámica esa precisamente por eso, porque inutiliza la churrasquera). Quizá sí tengan buenos sustitutos como una parrilla eléctrica, un horno con grill o las genuinas brasas de una barbacoa. La operación de cocción consiste, básicamente, en chamuscar las hortalizas, quemarlas exteriormente (la piel) mientras se asa su interior. Es por eso que la churrasquera es ideal para la elaboración de este clásico.
Aquí tienen a la bella doña absenta girando los vegetales para que no haya diferencia de cocción entre lados. Sí, ya sé, mis lectores masculinos y lectoras homosexuales hubieran preferido una instantánea de doña absenta más cercana a mi retrato del principio. Pues se van a quedar con las ganas, ande se ha visto. Con churrasquera la cocción es de una media hora. Con los otros medios antes descritos no puedo decirles exactamente, por ahí andará, pero para que se hagan una idea...
...esto, lo que tienen aquí arriba, es exactamente el resultado que buscamos. Una vez retiradas del fuego, las dejamos enfriar, ya que no es un plato de consumo inmediato y la labor de retirar la piel quemada de las hortalizas puede resultar muy incomada si aún están muy calientes.
Aquí me tienen ustedes un par de horas más tarde iniciando la parte más laboriosa de una buena escalivada: pelarla, es decir, retirar manualmente la piel quemada y las zonas no comestibles (los rabos de cada hortaliza).
Y aquí tienen ustedes la escalivada en todo su esplendor. El pimiento y la berenjena en tiras, la cebolla en juliana y el tomate más o menos espachurrado. Se añade aceite de oliva del bueno con generosidad pero sin pasarse y se deja que los jugos y vegetales reposen y se empapen entre sí, por lo que es un plato ideal para dejar en la nevera y consumir al día siguiente.
Y aquí tienen la mesa ausente presidida por esa escalibada de tan hermosos y mediterráneos colores acompañando la también clásica butifarra. Por cierto, yo no concibo la escalibada sin la torrada (tostada) con ajo. El pan es el redondo que por aquí conocemos con 'pa de pagés', así que deberán ustedes mirar qué variedad zonal se les adapta mejor. Una vez tostado se pela un ajo, se rasca contra el pan y se pone escalivada encima. Es uno de mis mayores placeres alimenticios. Cualquier duda, comentario, mejora, variación o resultado, ya saben, en los comments. ¡Buen Provecho!
muchas ggracias espartaco nos as salvado la vida:)
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