Todo tiene su historia. En 1983 estaba en una discoteca, en la típica fiesta de estudiantes a punto de acabar el último curso preuniversitario. Seguramente con un cubata en la mano, con los ojos enrojecidos por el consumo de drogas blandas, observando de manera poco discreta las tetitas y culitos de mis compañeras de clase. Y ahí andaba yo, entre hormonas alteradas y estupefacientes de baja intensidad en una boite pija, cuando por el rabillo del ojo me percaté de una nada espectacular pantalla, sita en un oscuro rincón de la sala de baile, que proyectaba imágenes violentas. Un grupo de soldados contemporaneos liados a sangre y fuego contra un ejército de samurais. Aquello parecía una matanza de consideración. "Coño". "Menuda sangría de japos". "Anda la hostia un samurai subiendo a pulso hacia el helicóptero con la katana entre los dientes". El chip pajero se había puesto al máximo. Sï. Vale. No descuidaba los traseros y tetitas de mis compañeras, pero mis ojos bizqueaban de un lado para otro en un apasionante plano contraplano mental: japo con katana - teta danzarina - japo ensangrentado - teta danzarina. Hubiera seguido así durante horas pero todo tiene su fin. Ahora bien, a la salida de la boite tenía un par de ideas muy claras. Una tenía que ver con pechos femeninos pero tampoco viene al caso. La otra tenía que ver con aquellas imágenes violentas. Debía descubrir qué peli era. La necesitaba.
Un rastreo intensivo por los videoclubs de mi ciudad acabó dando el resultado deseado. La película se llamaba Time Slip: Eclipse en el Tiempo. Había pasado, sin pena ni gloria, por el Festival de Sitges de hacía unos años e incluso había tenido una modesta exhibición en salas. Ni qué decir tiene que la alquilé y visioné emocionado en busca de aquella espectacular masacre. Y joder si la parte final era espectacular. Una cosa impresionante. Ahora bien, todo lo que acontecía antes se me hacía parcialmente aburrido y deshilachado. Más tarde averiguaría porqué, y no era culpa de la peli. Enseguida les cuento. La otra cosa que pensé fue "coño, esto es una especie de remake a la japonesa de El Final de la Cuenta Atrás". Y, por supuesto, en aquella época no tenía ni puta idea de quien era Sonny Chiba.
Lo del remake japonés de El final de la Cuenta atrás era una deducción incorrecta. La película norteamericana sobre un portaviones último modelo que retrocede en el tiempo a horas antes del ataqué a Pearl Harbor es de 1980, mientras que el viaje a las guerras samurais de hace 400 años que nos ocupa es justamente un año anterior, de 1979. Hum. Estupendo, porque siempre le he tenido una tremenda manía a la producción hollywoodiense protagonizada por Kirk Douglas y Martin Sheen. Es mucha la dentera que me provoca. Como muestra de la variante sci-fi dedicada a las paradojas temporales y los viajes en el tiempo es una cosa para nerds aficionados a los vaivenes de la moda aplicada al armamento militar cuyas únicas bazas son plantear un dilema moral al sacrosanto patrioterismo usaca y, sobre todo, un desmelene ridículo del tipo "mira que gorda seguimos teniendo la polla veinte años más tarde", es decir, se regodea estúpidamente en la cara de tontos que se les pone a los aviadores japoneses ante la visión de la tecnología militar de la era Reagan. Ya me dirán ustedes qué mérito. Lo de Eclipse en el tiempo es otra cosa, muy superior a todos los niveles, y, de hecho, mucho más cercana a un título tan indispensable como Grupo Salvaje que a la tontada dirigida por Don Taylor al año siguiente.
La película protagonizada por el gran Sonny Chiba no está exenta de una lectura nacionalista nipona (cosa habitual, por otro lado). El moderno ejército del que disponen está muy lejos de la gloria del Imperio del Sol Naciente por motivos obvios, así que no sorprende que el astro solar presida las (lisérgicas) visiones del eclipse temporal inicial ni que el teniente al mando de la pequeña unidad de maniobras abrúptamente trasladada al pasado quede absolutamente prendado de la mítica del samurai, hasta el punto de optar por unir sus fuerzas a un sangriento señor de la guerra saltándose a la torera cualquier atisbo moral del típico "no interferencia en asuntos del pasado para no cambiar el futuro". Pero ese nacionalismo también se matiza con la visión nada honorable del concepto de "pacto entre caballeros" que tenían los samurai, así como el hecho de que no todos los soldados se comporten de igual manera: algunos sucumben a un ataque de bersekerismo, otros desertan impulsados por su pacifismo y un grupo se dedica a cometer actos de pillaje y violencia sexual convertidos en piratas que asolan las costas y poblados de pescadores a bordo de una moderna barcaza.
Además, hay otro detalle que la distancia enórmemente de la tontada americana sobre Pearl Harbor: el enorme respeto por sus antepasados, a los que en ningún momento deja por tontos. El salvaje jefe del clan samurai aliado, por ejemplo, no tarda ni dos minutos en entender el poder y funcionamiento del cañón ametrallador, tanque y helicóptero. No hay escenas de idiota del pasado enfrentado al futuro, sino del sangriento samurai enamorándose del armamento del futuro y deduciendo rápidamente su funcionamiento.
Pero mejor volvamos al principio, a lo que me cautivó de esta película que en la reciente revisión me parece ahora enorme y genial. Su gran baza pajera (que me impulsa recomendarla ciegamente y con vehemencia) son esos, agárranse, casi 40 minutos de tremenda y brutal batalla entre el grupo de soldados y las ingentes huestes de samurais que les asedian. Ante tamaño gozo y desparrame hablar de serie bé para describir la peli es incorrecto. Aquí hay (relativa) pasta muy bien invertida, aunque tan sólo sea por los cientos y cientos de extras que por allí corren, eso sí, de manera más modesta y visualmente menos hermosa que en Ran. A cambio hay mucha sangre, un montaje espectacular y momentos tan y tan memorables como la carga de caballería y el avance de la infanteria contra el tanque, el ataque al helicóptero, las tácticas ninja contra contra el jeep con ametralladora. Y todo eso ante la alucinada mirada de un Sonny Chiba admirado ante el poder samurai que se despliega ante sus ojos. En serio, que estamos hablando de uno de los momentos más intensos que ha dado el cine de acción en toda su historia.
Les decía al principio que en aquel lejano primer visionado en vhs de alquiler el filme me pareció algo aburrido y deshilachado en su parte central. En cambio, el otro día sus 140 minutos de duración me pasaron volando. La película no sólo brilla en esos cuarenta minutos de batalla. Ya sólo por contener una escena en la que Chiba se cuelga de una cuerda del helicóptero metralleta en mano merecería la pena, claro que sí. Pero es que también hay psicodélicas imágenes de viaje en el tiempo repletas de caballos galopantes, decapitaciones, ataques de arqueros ninja submarinos, helicópteros asediando fortalezas samurai. Vamos, una delicia. Entonces... ¿Qué pasaba con mi primer visionado? Fácil. Además de no respetar el formato scope, la versión internacional tenía media hora menos de película, con el añadido de que las tijeras se aplicaron sin piedad y con el culo. El sentido común, si hay sentido común en la mutilación de metrajes para versiones internacionales, diría que si se quitan unos cuantos diálogos y se deja la acción la cosa queda más ligera. Ja Ja Ja. Aquí las tijeras se aplicaron de manera diría que aleatoria, atreviéndose incluso ¡a recortar la gran batalla que tanto me hace babear! No sólo eso, también se recortaron diversas escenas de acción intermedias y hasta las escenas de sexo. Que los desertores piratas se dedicaban a secuestrar y violar aldeanas se entera uno viendo el metraje en su integridad. Fíjense qué cosas: una peli resulta mucho más entretenida y ligera con su metraje original que con media hora menos. Afortunadamente, corre por ahí una versión íntegra con el doblaje español de la época más subtítulos para las escenas amputadas en el mundo occidental. Por cierto, antes de dejarles con unas pocas imágenes más como colofón final: me acabo de enterar de que acaba de rodarse un remake.
Violencia Samurai
Soldados japoneses de maniobras bajándose los pantalones.
Reconocerán un Eclipse Temporal por sus caballos.
Sonny Chiba alucina con sus antepasados.
Sonny Chiba colgado de un helicóptero metralleta en mano: esto sólo justifica una película.
Un helicóptero en pleno asedio medieval.
La infantería carga contra el tanque.
Chiba aprende rápido las costumbres de la época.
Muchas Gracias. La de días y horas perdidas En Busca del Título Perdido (jejeje) de esta película. Yo también la vi de joven y solo los ultimos 15 mts y después de tanto tiempo por casualidad encuentro tu blog con tu magnifico resumen. Gracias de nuevo
ResponderEliminarcojonudo, llevo muchísimo tiempo queriendo ver esta peli, y no daba encontrado el titulo, muchas gracias, ahora lo complicado es donde encontrarla
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