Me acabo de enterar que esta madrugada nos dejaba el dibujante Alex Toth. Un maestro en esto de los tebeos bastante desconocido en la actualidad. Las páginas de Toth son una muestra de como el blanco y negro no es tal sino una sublime e interminable gama de grises. Además de sus numerosos trabajos para la DC de los 50, su soberbia reacreación de El Zorro, su labor (poco conocida) en la divertida serie de animación de Hanna y Barbera Space Ghost o su colaboración en las dos primeras historietas del Torpedo de Abuli y luego Bernet (se retiró porque no se sentía a gusto con la violencia del personaje), yo siempre recordaré a Toth por sus historietas de terror.
Creo que con la muestra que les dejo hay más que suficiente. Aparecida en el séptimo número de la legendaria Creepy de la Warren (1964) y editada aquí en el décimo de mi querida Vampus (junio de 1972), sus seis páginas hacen obvio su carácter de maestro del cómic. Seamos justos, el argumento no es nada del otro mundo, el guionista Archie Goodwin deja en manos del dibujante el quid narrativo del asunto, ese tipo con cuchillo portadore de unas gafas de cristales espirales. Y sin ser nada del otro mundo gráficamente resulta una maravilla. Fíjense en las planchas segunda y cuarta, por ejemplo, en como rompe la estructura clásica del panel de viñetas, como en la segunda pone éstas en diagonal en una secuencia de acuchillamento, como juega al cambio de planos en la cuarta. Y a eso añadir ese dominio del blanco y negro. Buff. Un maestro. Me inclino a sus pies.
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