“Lo que supuso todo un problema fue crear el rugido de Godzilla. Pedimos un permiso especial para entrar de noche en el parque zoológico y grabar los gritos de varios animales. No podíamos utilizar los de un mamífero, porque Godzilla era un reptil, así que fuimos probando varios animales, cuyos chillidos en medio de la noche impresionaban mucho; sin embargo, al oírlos en el estudio de pruebas se quedaban en gorgoritos tipo kya kya (risas). Se me ocurrió utilizar un instrumento de sonido bajo y grave, el contrabajo, pero en aquella época sólo había dos en Japón. (...) El otro lo tenía la universidad de Bellas Artes de Tokio y tampoco les hacía gracia la idea, pero, gracias a que yo estaba a punto de convertirme en profesor allí, fui a saludar al portero y conseguí hacer buenas migas con él. Gracias a eso me dejó llevar el contrabajo un par de días sin tener que pedir permiso. Por fin, quitando el sostén de las cuerdas del contrabajo y rasgándolo con un guante de piel, conseguí aquel sonido profundo y cargado de tristeza que caracteriza el rugido de Godzilla. Luego lo mezclamos con otros sonidos, pero lo principal fue el contrabajo. Hace unos años, en el Godzilla que hicieron los americanos utilizaron ese mismo rugido; lo conozco perfectamente porque lo hice yo”.Lo explicaba Akira Ifukube en una entrevista. Vía Crazy Japan me entero de que hoy nos ha dejado. Fue el gran compositor de las estupendas y a menudo emocionantes bandas sonoras de las películas clásicas de Godzilla, entre otros cientos de títulos. Fue una de las piezas esenciales de la saga y sin sus marchas las películas del gran saurio radioactivo no serían lo mismo, ni las imágenes de destrucción de maquetas de Tokyo, ni los tanques militares de juguete. A modo de rápido homenaje al maestro he repescado la entrada Rugido, que forma parte del actualmente paralizado proyecto del diccionario de Godzilla. Les dejo un par de frases suyas más. Las tenía apuntadas para incluirlas en la que algún día será la entrada este gran músico de cine.
"Sí, me gusta este tipo de películas, y también componer para ellas, más que para otras pretendidamente artísticas. Es mucho más entretenido que esos dramas familiares de Schochiku, con los dos viejos y el tatami”.
"Cada monstruo debía tener su propio leitmotiv musical. Con el que lo pasé peor fue con el pulpo gigante, no se me ocurría tema musical alguno que pudiera adaptarse a los movimientos de un pulpo”.
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