Lo de "¡el héroe británico más grande de todos los tiempos!" lo expresa en el tebeo su autor, Paul Grist, cada dos por tres. Se refiere a Jack Staff, un héroe que no existía hasta su creación hace pocos años (el primer número es de abril del 2000). En el epílogo del primer álbum publicado en nuestro país (aunque no el primero en el orden cronológico original) Grist comenta: "Por lo que a mí respecta, Jack Staff es el superhéroe británico que ha vivido entre las páginas de cómics británicos como Lion o Valiant. ¡Lo que sucede es que se mantenía sin llamar la atención!". En esta frase está la declaración de intenciones de su autor: dotar de vida anterior a alguien que no la tenía, jugar con el género superhéroico y rendir tributo al cómic británico de aventuras (aunque no sólo a éste). Y luego las intenciones tácitas de todo tebeo (o así debería ser): divertir o interesar al lector y disfrutar haciéndolo, es decir, hacer un buen tebeo. Anda que no hay sana ambición ahí. ¿Lo consigue? Yo creo que sí, y a eso voy.
Lo de divertir al lector, al menos en mi caso, lo consigue. He disfrutado mucho con la lectura de Todo Solía ser en Blanco y Negro, recopilación (bien editada) a cargo de Recerca de los doce primeros números del Jack Staff de Paul Grist. Conviene incidir en esto de los doce primeros (originalmente en blanco y negro y autoeditados) porque Recerca, hace cosa de un año, ya había sacado un par de recopilatorios con los primeros números de la serie para Image, el volumen dos y por tanto cronológicamente posterior. La lectura de estos me gustó pero no acabó de convencerme por lo abrupto y abierto, en exceso elíptico, de algunas cosas, pero claro, es que todo eso procede de lo ahora editado. Es decir: nos faltaba un buen trozo.
Las características argumentales de la obra, con cierta compljidad narrativa que detallo más adelante, hicieron que una vez finalizada la lectura del tomo ahora editado me lanzara a releer esos dos álbumes aquí anteriores. Y no vean cómo ganan en la relectura y siguiendo un orden cronológico. Muchos detalles difusos se colocan en su lugar correspondiente y el rompecabezas narrativo se visiona en toda su integridad, subiendo pero que muchos muchos enteros.
Desde el punto de vista gráfico el dibujo de Paul Grist es para mí una gozada. Sencillo en sus lápices y muy claro, nada recargado, tiene una plástica que me seduce, muy dinámica. Grist concibe cada una de las páginas como un todo armónico y, al mismo tiempo, como una explosión de pop visual (que con el coloreado de Phil Elliot en el volumen dos aún luce más) y al mismo tiempo con gran lucidez narrativa. Compone la sucesión de viñetas con mucha gracia y agilidad. Y todo ello, además, con el disfrute del autor en el uso de onomatopeyas y logos con los nombres de lo personajes.
En el aspecto argumental la cosa no se queda atrás. No porque las historias a contar tengan enjundia, no, que su autor en ningún momento olvida que está jugando con el género superheroico, sino por dos de las características que dan personalidad a la serie. Por un lado su carácter totalmente coral. Que no les engañe el hecho de que la cabecera corresponda a un héroe solitario. Jack Staff está plagada de secundarios de enorme relevancia. Al menos una veintena de personajes cuya presencia o es constante o es frecuente. Luego volveré a todos ellos y los muchos homenajes que soportan sobre sus espaldas.
La otra característica ya la aludía al principio: el superhéroe tiene un pasado extenso que lo conecta con multitud de personajes que componen la historia del tebeo popular británico (siempre bajo la fórmula del homenaje referencial o hasta acudiendo directamente a ellos). Eso obliga a narrar no sólo el presente sino también ese imbricado pasado. Así, del cruce entre el múltiple protagonismo coral y la narración dividida en varias líneas temporades nace un auténtico festival del flashback y de las acciones paralelas, bases, junto a la elipsis, de la narrativa no plana. El salto de un escenario a otro es constante, imparable, frenético. Y Grist lo domina a la perfección. Eso sí, conviene advertir que es con la lectura de los arcos argumentales completos (o incluso de varios de ellos consecutivos) cuando se disfruta totalmente esta obra. Es decir, en el formato de 24 páginas mensuales la cosa debe dejar, seguro, a medio gas. Y es que se trata de un todo con menos partes de las aparentes en su periodificación en tebeos de grapa.
Es mi intención dedicar toda la parte final de esta reseña a un elemento básico de Jack Staff: el constante juego de referencias. Hay, aquí, una tremenda duda: ¿Funciona el tebeo igual de bien sin conocerlas? ¿Se disfruta igual? Yo creo que sí, al fin y al cabo siempre hay diferencias entre el referente y el personaje. Pero claro, como he ido pillando muchas de esas referencias (en parte gracias a mi total inmersión veraniega en los cómics británicos de los 60 de cara al extenso informe publicado en el Mondo Brutto 34), me temo que no soy la persona más idónea para resolver esa duda. De todas formas, y para que no se diga, voy a intentar anotar todo ese juego referencial a continuación y hasta donde yo llego, pero advierto que estoy seguro de que se me escapa mucho más. Además, el rasgo coral hace la cantidad de personajes sea considerable y no hablaré de todos. Así que vamos allá.
Jack Staff, el protagonista, pertenece a la larga estirpe de heroes abanderados. Con la bandera británica ha habido unos cuantos. Está el Capitán Britania (su etapa Alan Moore, recien reeditada por Panini, vale mucho la pena, aviso) pero en concreto el personaje de Paul Grist remite al Union Jack de la Marvel, un héroe ambientado temporalmente en la Segunda Guerra Mundial.
El marco bélico no acaba ahí sino que sólo empieza. Jack Staff también vivió el conflicto y formó parte de un grupo, Los Luchadores de la Libertad, formado por el Sargento States, Blazing Glory y Tommy Twister. Aquí la remisión es clara: la facción británica de Los Invasores de Marvel. Tengo la duda de si Twister sería una variación del Zumbador marvelita, pero lo que si está claro, es que Blazing Glory remite a Spitfire y el Sargento States al Capitán América. Para acabar de rizar el rizo, pero dejando claro todo el juego, el primer arco argumental de la serie (y, por tanto, su presentación) no deja de ser un homenaje en toda regla a una de las mejores historias del Capitán América, en su etapa a cargo de Roger Stern y John Byrne: la saga del vampírico Baron Blood (Captain America 253 y 254).
El elemento vampírico llega para quedarse por partida doble. Por un lado, la reportera Betty Burdock sería uno de los escasos casos de vampiros autocontrolados (quizás el más conocido sea Hannibal King) aunque difiere mucho de todos ellos. Por cierto, el nombre de la muchacha es demasiado similar al de la hermana del Capitán Britania, Betsy Braddock, para ser casual. Por otro lado, tenemos a Bramble & Hijo, Cazadores de Vampiros, sin duda herederos de una tradición familiar a la mayor gloria de la estirpe de Van Helsing (y recordemos que no hay nada más británico que su encarnación hammeriana a cargo de Peter Cushing).
Prosigamos. Hay en Jack Staff una multiple presencia de secretas organizaciones gubernamentales, algunas más descontroladas que otras. De momento hemos conocido las Unidades D, H, Q y a S.M.I.L.E. (el Servicio Militar de Inteligencia Letal Ejecutiva). Todo este juego de letras y siglas entronca con una rica tradición del pulp británico, ya sea en muchos de los personajes de la I.P.C./Fleetway o, claro, al agente 007 de Ian Fleming.
De todas ellas destacaría la Unidad Q, formada por Harry Crane, Helen Morgan y Ben Kulmer. Hay, en su esencia de investigadores de lo extraño, mucho de la mítica serie televisiva Los Vengadores o de la tradición tebeística que encabecaría Max Audaz. Pero hay más. Helen Morgan, por ejemplo, posee un pedazo de la Valiant Stone (aquí traducida como Piedra Valiente), remitiendo directamente al Kelly, Ojo Mágico de Tom Tully y Solano López, que se publicaba, por si había alguna duda, en el semanario Valiant. Por su parte, Ben Kulmer, ahora agente gubernamental pero antes el delincuente conocido como La Zarpa (The Claw). Posée una mano metálica y se vuelve invisible con la electricidad. El paralelismo con mi querido Zarpa de Acero es obvio.
De las otras unidades poco hay que decir. La unidad D está liderada por el Comadante Hawke. Su apellido coincide con el de Maxwell Hawke (aquí Max Audaz) y posée un brazo biónico. La Unidad H, de caracter marcadamente militarista, tendría entre sus mienbros un niño que controla un ejército de juguete, un curioso cruce entre el Toymaker y Mickey Marvel's Multi-Gun, ambos personajes de los semanarios de la IPC de los 60. La Unidad H experimenta con un super soldado berseker ultra destructivo llamado Huracán. Ni más ni menos que una versión perversa del bueno del Capitán Hurricane, socarrón personaje que se despachaba los panzers alemanes a hostia limpia.
La cosa no acaba, ni mucho menos, aquí. Otro de los secundarios habituales es el robot Tom Tom, que luzca su nombre en el pecho remite directamente al Robot Archie, el padre de toda la robótica tebeíl británica; aunque hay una diferencia nada sutil entre ambos: Archie es complétamente autómata y posee una Inteligencia Artificial, cosa que no pasa con Tom Tom.
No son los citados hasta ahora las únicas referencias a los personajes de la I.P.C. El maravilloso y delirante Spider también campa a sus anchas por Jack Staff. El nombre es el mismo, aunque hay algunas diferencias entre ambas versiones: el de Paul Grist es menos engreído y surrealista, finiquita su etapa en el bando de los buenos (aquí siempre fue un criminal). Aún así, su aspecto es el de un Spider clásico envejecido, con su traje negro y sus orejas puntiagudas, y se incluyen detalles como el tener feroces jaguares en las cámaras secretas de su mansión (bueno, el de los 60 vivía en un castillo).
El escapista decimonónico Charles Raven es un émulo de Janus Stark, aunque también es cierto que en su resurrección en nuestro siglo y su sorpresa ante el avance tecnológico hay mucho de las primeras aventuras de Adam Eterno, personaje que aparece, por un instante, al final del volumen uno, cuando la sanguijuela tamporal se cruza con él en el limbo dimensional y acaba acoplándose a su cuerpo inerme.
Como pueden apreciar, el juego referencial tiene bemoles. El inspector jefe de policia Maveryck, duro y amigo de saltarse las normas, está concebido a imagen y semejanza de los muchos policías de este estilo que había en la televisión británica (y a los que se refieren en el mismo tebeo); su ayudante el detective Zipper Nolan se llama igual que el patrullero Zip Nolan, protagonista de una serie policial muy apreciada por los lectores de tebeos británicos gracias a su esquema de misterio a resolver.
Para acabar este repaso anotado a los personajes homenajeados, entro en el terreno de lo místico. El Druida es obviamente el Doctor Extraño de la Marvel, además, el dibujo homenajea directamente al genial Steve Ditko y su maravillosa representación gráfica de las dimensiones mágicas (por cierto, divertidísimo el juego metalinguístico que establece con el lector y el hecho de pasar la página del tebeo). El barbudo Morlan el Místico es una caricatura del guionista Alan Moore mientras que el Señor Verde (Mister Green en el original) recuerda enormemente al The Spectre de la DC y sus apariciones dramáticas reclutando héroes para gigantescas batallas entre fuerzas del orden y el caos.
Era mi intención buscar y colgar las portadas del volumen uno, ya que (y es el único pero) el tomo de Recerca (al igual que el de Image) no las recoge. Por desgracia sólo las he encontrado aquí y no reunen la calidad suficiente para un B-Art. Y eso es todo. Si detectan alguna cosa más no duden en comunicármelo. Y como ven, el tebeo, pese a su apariencia simple y ágil, es mucho más.
ACTUALIZACIÓN DE 25 DE NOVIEMBRE
Como los comentarios de Haloscan no estarán siempre visibles, creo necesario añadir algunos referentes más aportados por los lectores, así como algún dato sobre la creación del tebeo.
- Locke y Tobago aclaran el origen de la serie. Al parecer Grist propuso a Marvel un proyecto protagonizado por Union Jack en el que se retomaría el tema vampírico de los dos episodios del Barón Blood en Captain America. El proyecto no próspero dado que Ben Raab y John Cassaday ya estaban preparando una serie limitada idéntica. Paul Grist decidió llevar a cabo el proyecto de manera independiente y autoeditada. Así nació Jack Staff.
- Locke apunta el hecho de que Tom Tom, además de remitir al Robot Archie también lo hace al Iron Man de Marvel. Estoy de acuerdo, de hecho, no sé porque no lo puse en el texto cuando yo también me había percatado de ello.
- Lo mismo me pasó con Huracán: Mors acierta al comentar que además del Captain Hurricane el personaje tiene mucho del Increíble Hulk de Marvel.
- La referencia más jugosa de todas es la del escritor Iain M. Angel. Locke apunta sus sospechas respecto a que le recuerda físicamente y por las cosas que dice al guionista Neil Gaiman. Alec Holland lo certifica cuando señala que el nombre del personaje es un acróstico del nombre del guionista de Sandman.
- También se apunta la procedencia televisiva de los Cazadores de Vampiros y de los soldados que ayudan a los Luchadores de la Libertad. Aunque en este caso se desconocen los nombres exactos de los homenajeados. Yo añado por mi parte que lo del pueblo de la campiña inglesa en el que la gente se vuelve loca me suena a episodio de Los Vengadores televisivos, aunque no puedo certificarlo.
- Tobago recuerda que en las series Marvel Excalibur y Los Caballeros de Pendragón aparecía una agencia gubernamental llamada WHO y de un policía qu eodiaba a los superhéroes (al Maveryck de Jack Staff también le pasa).
- Para acabar, al final si ha habido B-Art dedicado a las portadas de la serie. Aquí tienen la primera entrega.
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