Les recuerdo que el jueves a medianoche finaliza el plazo para la presentación de cabeceras de este blog. Ya saben que tomó forma de concurso con premios y ahí al lado tienen el enlace al post con las bases. Creo que son siete los que de momento reposan a la espera de que sean puestos al juicio de todos ustedes. Aún no he decidido la forma en que se procederá a la elección ¿por correo? ¿con una encuesta sin opción a ver como van los votos? Sepan ustedes que todos los banners recibidos son muy bonitos y aciertan en el tono que quería. Es como si los hubiera hecho yo mismo pero con mejores resultados. Mil gracias y recuerden que aún están a tiempo. Será muy divertido porque los subiré el viernes a primera hora de la mañana y, al mediodía, me voy el fin de semana a un hotel de la Costa Brava, alejado de internet y sin saber qué coño estará pasando.´
Y mientras me acerco a las cien mil visitas y eso que aún no hace un año que instalé el primer contador (el que luego me dejó tirado reseteandose de manera espontánea), supongo que todos ustedes se han dado cuenta que el trepidante ritmo que me autoimpuse la semana pasado como forma de celebrar el primer aniversario ha ido languideciendo poco a poco. Y es que a mí eso de los blogs de vacaciones en agosto me hace un poco de gracia. ¡Pero si septiembre es un mes cargado con mil tareas! ¿no sería mejor descansar entonces? Aquí, en la mansión ausente, nos enfrentamos al primer año de guardería de absencito, que se inicia mañana. Y las dos primeras semanas, que son de aclimatación, suponen un desbarajuste total de horarios y la confección de un filigranesco cuadro. Sí. Voy a ir de culo y los b-arts y los textos rapiditos van a ser amos del blog ausente. Y eso que en mi ambición se han quedado por el camino al menos un par de películas y tebeos. Caerán, claro, pero ya no serán de modo automático y espontáneo, sino tras más de una semana de su visión y lectura. Y eso no me gusta porque acabo dejándome cosas en el tintero, pero bueno. La cosa es que al final, como siempre, he dejado un montón de cosas a medias y ahora tendré que deshacer el ovillo para enroscarlo de nuevo. En fin.
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