Hogar familiar
La familia no es simplemente el argumento principal, sino que se convierte sobre todo en la idea triunfante que los autores utilizan para desmontar cuanto de subversivo, impactante o revolucionario se muestra en apariencia. La genialidad de estos dibujos animados no consiste tanto en el anticonformismo de los Simpson, como extravagante hogar donde las jerarquías entre padres e hijos parecen estar excluidas y donde impera el habla soez, la broma mordaz u otras malicias. El auténtico acto subversivo consiste exactamente en el contrario de lo que suele emerger de una lectura superficial de los vínculos y de la solidaridad entre los cinco miembros de la familia Simpson: el valor principal que los une es propiamente el del hogar doméstico. En cada episodio, tras una extensa gama de situaciones dramáticas, que parecen debilitar las bases del hogar, éste se recompone, no sólo porque el espectáculo debe continuar y la serie seguir emitiéndose tal vez ad libitum, sino sobre todo por la autenticidad de los sentimientos: el hogar es el único refugio en el cual existen el diálogo, la confrontación, la democracia, tal vez la felicidad, el deseo y la serenidad.
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