Lo mejor del dislate que ha provocado el pregón de Barcelona es que Javier Pérez Andújar vuelve a ser subversivo. Bueno, en realidad nunca ha dejado de ser el mismo que escribía en Flandis Mandis o Mondo Brutto, pero tener columna en El País puede provocar dudas si no se despejan leyendo lo qué escribe en ellas, que es acorde a eso que dijo de “ser escritor es ir contra todo y contra todos”; tampoco dejó de serlo por el Premio Ciutat de Barcelona que recibió con Trías de alcalde y un jurado donde había dos independentistas, una periodista catalana que no lo es (la vi en una lista de “malos catalanes”) y otros dos que no tengo ni idea ni quiero buscar porque estaría feo.
Lo perverso del dislate es que un Premio Ciutat de Barcelona se convierta en un pregonero ofensivo porque el alcalde no es el mismo y ahora tocan guerras culturales, que nunca son ecuánimes, las carga el diablo y no se salvan ni los títeres aunque lleven garrote.
Lo curioso del dislate es que por una vez que el pregón oficial se encarga a alguien que viene de la contracultura, el sistema organice un pregón alternativo a cargo de un cómico que lleva años en la tele pública. Esto lo digo por lo de alternativo, que lo de tener a un cómico de humor ofensivo (pero no contra todo y contra todos) me parece bien porque cuando sale el tema de Los límites del humor soy de los que defiende que se cocinen cristos, constituciones o de las muestra de mal gusto. Así que apechugo con ello y no hay contradicción porque cuando ese cómico (Toni Albà) llama al boicot contra una actriz (Carmen Machi) que ha firmado un manifiesto a favor de una España federalista (menuda reaccionaria, albricias) ahí no está ejerciendo de humorista incómodo. (Por cierto, es verdad, Javier Pérez Andujar también tuvo su sitio en una televisión pública, y allí hablaba de Philip K. Dick, de Lovecraft, del Quijote, de Tintín y de los tebeos de Bruguera. Era en un programa literario, el único programa sobre libros y lecturas al que fui fiel cada semana porque era el mejor programa. Hoy ya no hay programas literarios en la televisión pública, no queda ni rastro).
Lo que entiendo del dislate es que se pueda estar en desacuerdo con la elección. ¡Cómo no voy a entender eso! A mí no me gusta cuando la escogida es Núria Feliu y a otros no les gustó nada que lo fuera Pepe Rubianes.
Lo que no entiendo del dislate es que el honor del pregón no pueda recaer en el que para mí es el mejor escritor que hoy tenemos en Barcelona y cuyo tema principal es Barcelona (bueno, y los tebeos de Bruguera también), razón por la cual ganó el Premi Ciutat de Barcelona con el aplauso de todos.
Lo que me gustaría es vivir en un mundo sin dislate donde el mérito cultural primara sobre el ideológico, donde el honor del pregón pudiera recaer en alguien que escribe de maravilla sobre la ciudad y eso se comprenda aunque no se comparta, en donde se pueda reconocer a un buen escritor a pesar de que no te guste algunas cosas que ha dicho. Clint Eastwood y John Ford son grandes directores aunque sean de derechas, y Lovecraft me encanta aunque fuera un racista. Lo contrario está más cerca del hincha, que aplaude al defensa leñero propio e insulta al contrario, algo, por cierto, que explica que el PP siga siendo el partido más votado a pesar de la corrupción.
Lo que me aterra del dislate es que ser crítico e irónico con algo y manifestarlo públicamente merezca linchamiento e insultos terribles. A Pérez Andújar se le afea su apoyo a la comunista Marina Pibernat, vapuleada tras tuitear sobre un candidato de CIU: “Bonito ver a la derechona catalufa rajando de Ada Colau “. En defensa de la gironina, Pérez Andújar escribió “Lo que se le ha hecho a Marina Pibernat es propio de una sociedad represiva e intolerante, de un modelo de convivencia condicionada, que una parte muy activa y fanatizada quiere imponer a toda la población. Al acusar a Marina Pibernat de catalanofobia se reproduce una situación que recuerda las creadas por el ayatolá Jomeini, el cual acuñó el término “islamofobia” para blindar los desmanes de su régimen integrista.” Ofendió a muchos, aunque más que un insulto ahí veo un toque de atención, pero puedo comprender que haya enfadado. Lo que entiendo menos es el enfado por definir la Diada de 2015 como “Parque temático del independentismo”. ¡Qué tienen de malo los parques temáticos! Yo voy cada año a Port Aventura y me lo paso bomba.
Lo que he aprendido del dislate es que Pérez Andújar ha dicho lo que piensa mientras yo me callo demasiado porque prefiero vivir tranquilo. Me repugna el PP y el españolismo rancio, defiendo la inmersión lingüística y creo que los independentistas merecen un referéndum como Dios manda porque una reclamación ciudadana tan clamorosa les da derecho a ello. Pero yo no soy independentista, soy crítico con muchas cosas que lo envuelven y debería decirlo más a menudo, sobre todo cuando se manifiesta el lado oscuro del asunto o cuando parece que en vez de buscar un país nuevo "se quiere una Españita" (las comillas son porque la frase no es mía, se la escuche a un amigo... independentista).
Lo que más me jode del dislate es que Javier Pérez Andújar es amigo. Y lee tebeos.
(texto publicado en Facebook, 18/9/2016)
(texto publicado en Facebook, 18/9/2016)